Hellstuck: Rage With Your Friends | Reseña

Desarrollado por Terror Dog Studio en el 2022, y originalmente para MacOS y Windows, hoy traemos la reseña del port realizado para Nintendo Switch.

Hellstuck: Rage With Your Friends es un juego diseñado en 2D y con estilo pixelado para todavía mostrar más el precario desarrollo del mismo, ya que pareciera que las herramientas con las que fue diseñado o no eran de última generación o que los dibujos fueron realizados con aplicaciones de tableta de esas que son gratuitas o con un mes de prueba gratis. En este juego el propósito es saltar con nuestro personaje hacia plataformas que tienen una cantidad ilimitada de diseños para que se nos sea más complicado alcanzarlas y mantenerse en las mismas, las cuales están colocadas en un camino vertical infinito –podríamos decir-, entonces como se podrán imaginar, se trata solo de subir lo más alto posible. El problema del juego es que cada vez las vertientes de dicho camino vertical se pueden complicar más por las plataformas que quizá no sean horizontales, sino que también puedan adoptar formas diagonales o con obstáculos para complicarnos el salto.

Pero la dificultad o diseño de Hellstuck: Rage With Your Friends no se limita nada más a su diseño, sino que para bien o para mal, los desarrolladores tuvieron la genial idea de duplicar el juego pero con diferente personaje saltarín así como con un nombre y dibujos diferentes, pero la misma programación, mismo propósito y ¿por qué no?, el mismo menú. Dicho juego de nombre Diamond Hands: To the Moon, también le hicimos la reseña a pesar de que no hay mucho más que decir al respecto.

VEREDICTO

Más allá de que Hellstuck: Rage With Your Friends carece de propósito, de modalidades, de gráficos bien hechos y de rejugabilidad, de lo que más adolece es de imaginación y creatividad, pues al ver dos juegos idénticos por la misma desarrolladora me queda claro que hubo un “copy+paste” para tener dos juegos por los cuales poder cobrar unos cuantos dólares. Mi postura: veo una total y absoluta falta de respeto al gamer que usa su dinero para divertirse y se encuentra con una compañía que entrega dos juegos idénticos sin cambiar algo que los haga diferentes sustancialmente, porque cambiar los dibujos no es un cambio verdadero.

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