Tripas, y gritos de horror. Seis números que son empapados con las letras de Scott Snyder y Stephen King.
Dos historias publicadas por Vertigo (e ilustradas por Rafael Albuquerque) que hablan sobre la década de los veinte, el viejo oeste, chicas en el mundo del cine, desalmados forajidos, trampas, fiestas, baños de sangre, venganzas, tragedias, pueblos desolados y la muerte.
Primera en presentar, “Big Break” trata de Hattie Pearl, una chica que viaja a Hollywood para buscar convertirse en una estrella del cine. La oportunidad llama a la puerta cuando es invitada a una fiesta de productores y demás personas del medio. Sin embargo no todo es lo que parece y de pronto su historia se transforma en una persecución por sobrevivir.
La narrativa, a diferencia del primer número, tiene un ritmo mucho más rápido y de pronto somos testigos de varias escenas gore, desmembramientos, persecuciones y, a diferencia de lo que se podría pensar, Hattie es quien (luego de ser convertida) empieza una matanza para acabar con las criaturas que casi la desangran por completo. La lectura es bastante ágil pues el enfoque es hacia la acción casi ininterrumpida; diálogos cortos, personajes de un solo objetivo y algunos segundos de calma hacen de esta, una historia entretenida que solo se detiene hasta su fin. Debo decir, un poco obvio ya que uno se acostumbra a los eventos y sucesos.
Luego, de Stephen King viene “Bad Blood” (el plato fuerte del comic) donde se muestra el viejo oeste en 1880, época que está a punto de conocer el nacimiento de un villano, un demente forajido buscado por la ley, y que responde al nombre de Skinner Sweet.
La historia se narra a través de los ojos de un escritor que ha documentado y publicado todo y que décadas más tarde lo publica en forma de libro (Bad Blood), en él se narran las desventuras de quienes se cruzaron en el camino de Sweet con el paso del tiempo.
A diferencia de Big Break, Bad Blood es profunda y absorbente tanto por su manejo de tiempos como por los varios personajes, en cierta forma es singular como el villano difiere en la forma de ver la evolución del mundo a los demás, pues siempre encuentras en él un carisma que lo hace atemporal, distinto de quienes le persiguen, marcando de esta forma (y de forma hábil por cierto) como unos viven anclados en la mortalidad de su existencia o línea temporal de un mundo que se mueve y que seguirá sin ellos, a diferencia de Skinner Sweet, sin duda un psicópata (con un humor sarcástico) que sin importar la época siempre encuentra el camino de la sangre. Un personaje creíble e inmortal que atosiga a sus víctimas mientras disfruta de ello.
American Vampire, desde la reseña del primer número uno ya se percataba de que esta sería una buena publicación por Vertigo, sus páginas están plagadas de buenas imágenes que muestran dos estilos diferentes, brindando de esta forma una personalidad a cada uno de ellos y que gracias a sus escritores convierten este inicio de seis números en algo especial para sus lectores y aún más, dejan la esperanza por seguir conociendo los sucesos que continúan con la serie.
Compartir en: