The Batman | Crítica

Inspirándome en una de las obras más leídas del físico Stephen Hawking, haré una brevísima historia del tiempo, del tiempo de 1939 donde el número 27 de las historietas Detective Comics, vio nacer al súper héroe más grande de toda la historia. El que marcaría un antes y un después, el más conocido, el que más series tiene y que actualmente tiene más arrastre comparado a cualquier otro héroe sin importar lo poderoso que sea, llámese Superman, Adam Warlock, Dr. Manhattan o Jean Grey, y del universo que ustedes quieran. Hoy por fin tenemos después de tanta espera, la última película inspirada en el caballero oscuro de Gotham, aquel que se hace llamar Batman.

NO TENDREMOS SPOILERS EN ESTA CRÍTICA. LEAN CON CALMA.

Hacer una crítica de la película dirigida por Matt Reeves, protagonizada por Robert Pattinson, Zoë Kravitz, Paul Dano, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Andy Serkis, John Turturro entre otros, es una arma de doble filo debido a que hay dos perspectivas de las cuales puedo hacer énfasis: la del fanático de cómics, y la del fanático de las películas de Batman. Matt Reeves enfocó su visión en un Batman inspirado en Long Halloween y Year One de Frank Miller especialmente, porque las referencias a otras series son mucho más que obvias, incluso nos avientan en la cara las frases y títulos para entender perfectamente que The Batman es no solo una inspiración a los cómics del personaje de Bob Kane, sino que estamos ante un cómic live action. Empezando por las tomas y acercamientos que emulan los cuadros de una historieta, la voz de fondo explicando lo que sucede hoy día en Gotham, la constante lluvia y la intensa oscuridad más las luces intermitentes de la ciudad, las escenas con fondos extremadamente exagerados, todo nos recuerda a los cómics que DC nos ha puesto en los más de 80 años de historia de Batman. Quien haya leído uno de estos entenderá de primera instancia que la producción de Reeves es como llevar a la pantalla grande cualquier página de estos.

Pero no solo es la estupenda fotografía mezclada con la iluminación la que nos recuerda que estamos ante una película de historietas, es lo increíble que han plasmado al mejor detective del mundo, con la fórmula tan bien conocida por todos los lectores y que siempre funciona, una donde Batman analiza, construye posibilidades en su cabeza, escapes para cualquier situación, y además una fórmula donde falla, se equivoca y repite ideas pero con otro enfoque. Esta misma receta ha servido durante esos 80 años para tener a un héroe que no lo ve todo, no lo puede todo, pero siempre se las arregla para lograr el resultado correcto, siempre y cuando sea de la manera cabal y usando la menor cantidad de violencia. En efecto, Batman jamás ha querido recurrir a la violencia para solucionar sus casos, siempre va por la vía de la investigación y ejecución de un plan donde haya la menor cantidad de lesionados, de ahí su política de cero armas de fuego, sin embargo siempre preparado para entrar en contacto físico con los enemigos.

Justamente esto es The Batman, una mirada franca y en mi opinión la primera que de verdad plasma el correcto ADN de nuestro paladín enmascarado, una donde su principal arma contra los villanos es el miedo en vez de los puños, y su inteligencia es la herramienta que le permite tener un plan para todas las contingencias. Eso es The Batman, esa es la visión de Matt Reeves que muestra en el cine de manera sublime, soberbia y con un éxito atronador. No puedo utilizar palabras menos exageradas que describan la sensación que provoca ver por fin, después de una cantidad enorme de películas, a un verdadero Batman, no al que sale a pelear y dar golpes todo el tiempo, sino al que es en efecto, el mejor detective del mundo. Eso es Batman, no el peleador ni el explosivo héroe que hemos visto con Bale, Keaton, Affleck, Clooney, Kilmer ni West, los cuales todos han tenido su gran momento o sus pésimas películas, pero siempre dejando una parte de ellos en el personaje.

En esta ocasión Pattinson se envuelve en un Batman/Wayne sumamente novato que tiene el empuje para cambiar su ciudad, para conseguir la revancha que tanto desea, con las motivaciones bien marcadas respecto al héroe personal, filántropo incansable, padre ejemplar y modelo a seguir en Gotham que fue Thomas Wayne, a quien el poder y el dinero, más las circunstancias en que vive la ciudad, lo orillan a meterse en situaciones fuera de lugar y que podrían poner en peligro esa imagen que Bruce tiene de él. Todo esto sucede durante la ola de asesinatos que agobia a Gotham, con lo que Batman debe enfocarse en su papel de detective pues es el Riddler el que pide a gritos su participación en el caso dejándole tarjetas de felicitación con mensajes ocultos, mismos que llevarán a desenmascarar una red de corrupción y mentiras dentro de la policía, la cual es solo títere de la mafia de Falcone, un viejo conocido del crimen.

Es gracias a papeles como el de Kravitz, quien interpreta a Selina Kyle (Catwoman), y el de Jeffrey Wright como James Gordon, que la volatilidad de Batman puede calmarse, pues al ser tan joven y empezar a ser el vigilante de Gotham, sus sentimientos, motivación y razones para enfrentar al crimen no tienen un buen orden provocando que pistas se le vayan de las manos y a pesar de mostrar una calma impoluta, la inexperiencia del protagonista es evidente, tanto en la investigación como en la pelea. Esto es precisamente de lo que hablo cuando las dos historias más presentes en la película agarran sentido, tanto en la trama principal como en el Batman que estamos viendo, que no es precisamente del que nos han pintado durante los años, pues recuerden que estamos en el cómic de Year One, título que lo dice todo.

Las apariciones de Catwoman, Gordon y Penguin son en efecto catalizadores necesarios para controlar los caminos turbios hacia los que la línea principal de la película por momentos trata de irse. No estoy hablando de que Reeves perdiera la brújula, hablo de que con toda la intención del mundo había un tira y afloje a ramificaciones que solo terminarían en fan service digno de arruinar la producción entera. En vez de eso, Reeves se concentró en bajar las revoluciones y ofrecer análisis, atención al detalle y repito, verdadero ADN de Batman, ese que observa, escucha, teje y deduce, no el que rompe huesos solamente. Este Batman de Reeves es sin temor a equivocarme, el que más refleja la real naturaleza del personaje que naciera en 1939. El analítico.

¿Por qué dije que era una arma de doble filo? Porque las secuencias de acción a pesar de ser magníficamente llevadas a cabo, son pocas. Sí, The Batman no te tiene al filo del asiento, no te golpea ni te avienta contra la pared, te mantiene entretenido tratando de entender porqué el villano hace lo que hace y cómo se sale con la suya. Aquí es donde la otra perspectiva hace su aparición, la del amante de las películas de Batman, las que nos han acostumbrado a ser de acción, en las cuales el Batimóvil se convierte en motocicleta, o tiene miras por todos lados, o donde planear para Batman era cuestión de surcar los cielos de la noche oscura y caer con estilo, donde una simple palabra desencadenaba toda una serie de acciones en las que Batman solo debía observar sus máquinas y herramientas hacer el trabajo planeado por él mismo. Esta perspectiva, esta manera de ver el cine del héroe no aparece en la cantidad necesaria, estoy hablando incluso que en los más de 150 minutos de duración, las escenas de acción no ocupan ni el 30% de toda la proyección. The Batman son estampas perfectamente dibujadas para entender la oscuridad que reinará por siempre en Gotham, es cinematografía que retrata de la mejor manera a las historietas y no a un personaje que se la vive en un ritmo de vida vertiginoso y lleno de peleas, todo lo contrario en realidad.

Michael Giacchino es el encargado de darle música a The Batman, empresa nada fácil después de que Danny Elfman y Hans Zimmer tomaran las riendas previamente creando bandas sonoras épicas y quedaran para la historia. Giacchino mostró en The Batman un lado mucho más concentrado en las sensaciones de desesperación y ansiedad, más que del teatral y avasallador. Sin duda la música es intensa y estruendosa por momentos, pero solo en los necesarios ya que no acude a los bombos y platillos exuberantes para hacer más choncha la escena, como Elfman lo hiciera con su memorable tonada para presentar al héroe, sino que más bien recurre a la música más sencilla pero con arreglos poderosos de tambores para encontrar la melodía de Batman, la que provoca miedo y preocupación sobre el siguiente paso del paladín.

VEREDICTO

Las calificaciones de 10 o de cinco estrellas no son exageradas, The Batman muestra una visión increíblemente fiel a los cómics y a los recursos de misterio y detectives que emanan de las páginas mismas; si bien no estamos ante una película de acción de principio a fin, estamos ante el nacimiento de un nuevo Batman que nadie esperaba y que convencerá a muchos ávidos lectores, pero que a su vez desenmascarará a aquellos que solamente ven las películas por las peleas. No estoy menospreciando a nadie, solo estoy diciendo que es probable que no a toda la gente le guste esta nueva versión, que siempre fue la correcta pero poco explorada y explotada.

Con actuaciones bárbaras, efectos especiales que no incurren al exceso de CGI, música perfecta, dirección de arte con los pies en la tierra y que no abusa de lo gótico -a pesar de estar en Gotham-, más el ensamble que logra Reeves, The Batman es sin duda alguna de las mejores películas, sino es que la mejor del héroe encapuchado, y es hoy por hoy Pattinson un miembro más del club de actores que se gana el puesto a pesar de la terrible crítica antes de ponerse el atuendo.

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