Afortunadamente de chico, mis padres me enseñaron a ser un ávido cinéfilo de Disney y podría presumir que he visto todos los clásicos de esta compañía que en sus tiempos hizo las películas de dibujos animados más bellas sin importar la historia original en la que se basaban, simplemente las hacían espectaculares a mis ojos. Una de ellas fue la hermosa adaptación del libro de Rudyard Kipling llamado “El Libro de la Selva”. Hoy vengo a contarles por qué el filme de Jon Favreau es digno de admirarlo.
EL LIBRO DE LA SELVA
Tengo tantas ideas en la cabeza, tantas canciones, personajes, escenas, demasiadas cosas en qué pensar ahora que por fin pude ver la película live-action que Jon Favreau (Iron Man, Chef) dirigió y produjo, basada en los cuentos de Kipling.
The Jungle Book en esta ocasión no es tan alejada de los escritos ni de la película de dibujos animados, toma un poco de ambas partes y platica la historia como la mayoría del público la conocemos, no como realmente sucedió en los cuentos, sin embargo sigue siendo fantástica por el mensaje poco oculto que nos avienta desde un principio: el hombre y la naturaleza pueden vivir en armonía siempre y cuando las leyes de la vida se cumplan.
Mowgli es un niño que por desgracia tiene que vivir en la jungla desde chico, pero resulta ser adoptado por la manada de lobos liderada por Akela (Giancarlo Esposito, Breaking Bad) y Raksha (Lupita Nyong’o, Twelve Years Slave) se convierte en su madre para cuidarlo junto con el resto de sus cachorros. Sin embargo también tiene a otro animal que lo cuida siempre sin importar a donde vaya, y esa es la pantera Bagheera (Ben Kingsley, no necesita presentación) el cual sólo busca lo mejor para el niño, la manada y la propia jungla.
Los problemas vienen cuando llega la sequía y el hambre de Shere Khan (Idris Elba, Pacific Rim), quien a toda costa tratará de devorar al pequeño antes de que crezca y se convierta en hombre, y así hacer lo que todos los hombres hacen: acabar con la naturaleza. Esto de acuerdo al tigre Kahn. Y pues, no está tan alejado de la verdad. Es ahí cuando Bagheera decide que Mowgli debe regresar con los suyos, los hombres, para estar en su verdadero hogar, y de aquí en adelante la película se convierte en un viaje hermoso de principio a fin, lleno de increíbles paisajes, geniales efectos especiales, voces muy conocidas y escenas de acción inolvidables.
DE LAS VOCES
No es un secreto que Scarlett Johansson es la voz de Kaa, la serpiente que trata de comerse a Mowgli, quien en lo personal se me hizo una excelente decisión por su voz sensual y cautivadora, yéndose al otro lado pues en la versión de 1967 fue un hombre el que prestara su voz. Pero nos gustó mucho honestamente.
Baloo es uno de los personajes más épicos en la historia de Disney, pues supieron darle ese toque de humor, lealtad, confianza, diversión y todo lo bueno que se les pudo ocurrir, y nadie en Hollywood mejor que Bill Murray -menos necesita presentación- para llevarlo a cabo de una manera soberbia. Debemos recordar que en español fue Germán Valdés “Tin Tan” aquel que se encargara de hacer a Baloo aún más bonachón de lo que era, y en mi punto de vista muy particular, Murray logró hacer suyo el papel y casi sin esfuerzo, crear a un oso genial.
El Rey Louie es otro personaje al cual la voz le cayó como anillo al dedo pues Christopher Walken (neta es imposible que no sepan quién es) pone el tono perfecto para hacer a un simio divertido, gracioso, duro y agresivo cuando es necesario, básicamente arrasa con las escenas donde aparece. Excelente elección.
Idris Elba quizá no nos hubiera convencido tanto habiendo un titipuchal de actores con voces graves y amenazadoras, sin embargo una serie de efectos especiales robóticos en su voz lo terminan haciendo majestuoso y dando un talle perfecto al impresionante tigre que Favreau nos muestra. Los rugidos de Elba, arranques, enojos, sarcasmo, son impecables y terminan convenciéndonos de que sí fue la mejor decisión.
DEL ASPECTO TÉCNICO
¿Lo quieren sencillo? ¿Peladito y en la boca? No pasan más de cinco minutos para empezar a dudar seriamente si los animales son entrenados o en verdad estamos viendo CGI. El pelaje, movimientos, huesos, músculos, inercia, todo lo relacionado con la mecánica, física y biología de todos los animales es una verdadera obra de arte. Los artistas de diseño, de modelado, de texturas, iluminación y todas las técnicas que se apliquen a los personajes, hicieron un trabajo sublime que se complementa de manera impresionante con una historia que toma cosas buenas de ambas referencias -libro y película de 1967- para crear una obra redonda en todos los sentidos.
Entiendo que efectivamente ni esta ni el largometraje animado están muy relacionadas con el libro de Kipling, pues ahí la historia es completamente diferente a lo que sabemos con Mowgli, Baloo, Kaa, Bagheera, etcétera, sin embargo lo básico lo tiene y lo maneja muy pulcro, sin meter cosas extrañas ni darse viajes locos, conserva lo importante y eso es lo bueno.
VEREDICTO
Más allá de las varias referencias al libro y a la película animada, The Jungle Book logra plasmar escenas increíbles con paisajes maravillosos, música genial y excelentemente bien adaptada a las secuencias, efectos especiales de fábula y actuaciones memorables. Salí del cine con emociones encontradas, desde felicidad, nostalgia, alegría, ternura, emoción, todo lo que se imaginen pues más allá de ser una película, es una experiencia obligada a todos para vivirla no una ni dos, sino varias veces.
Recomiendo sobremanera ver antes el filme del 67 para poner el tono antes de entrar al cine. No puedo asegurarles que más de una vez sus sentimientos se les moverán al recordar su infancia -como yo lo hice- y querrán cantar incontables veces la canción que hizo grandísima a esta historia y que afortunadamente también encontrarán en esta película de Favreau.
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