Saints Row IV: Gat Out of Hell | Reseña

“Saints Row es lo mismo que GTA pero mucho más divertido y no tan grande” palabras de un fulano que puse muy a prueba, muy, mucho. Esta es la reseña de Saints Row IV: Gat Out of Hell y prepárense para odiarme un poco. Sólo un poco.

I’M ON A HIIIIIIIIGHWAY TO HELL!!!

Después de semejante sentencia podía esperar de todo, así que el inicio de un cumpleaños con un tablero de ouija y el mismísimo satanás usándolo como medio de comunicación, no fue una sorpresa, menos cuando Johnny Gat decide bajar al infierno a rescatar al presidente de la nación más poderosa del mundo –al menos así se sienten ellos- de ser desposado con la sensual y poco convencional hija de Mefistófeles. Sin embargo un infierno con almas en pena caminando como transeúntes en ciudad, fue lo que sí me sorprendió, empezando porque recordé mucho el juego de Dante’s Inferno. Luego vino la comparación con Grand Theft Auto y sus posibilidades de moverse libremente para explorar y darme cuenta que si algo es incierto, son las misiones que debemos realizar para avanzar en la historia, pues con tantísimas solicitudes llega un momento en que ya no sé si buscar trofeos/logros, matar a cuanto demonio se pone enfrente o seguir los puntos azules que me señalan el camino a una misión que de primera instancia me van a divertir, pero en las consecuentes van a ser sólo un obstáculo para continuar.

No se desesperen aún, pues viene una de las rescatables partes de Saints Row IV: Gat Out of Hell, y precisamente son los demonios, los infinitos demonios que salen como arañas cuando levantan una piedra en baldío. Nomás no se acaban sin importar el tipo, pues están los más sencillos que andan a pie, luego los motociclistas, los que andan en Monster Truck –y los más miedosos por cierto-, los voladores, los monjes, y todos ellos no recibieron bien el memo de atacarme al verme, sólo cuando somos una amenaza se arman los cates y conforme más nos vean, mayor notoriedad tendremos, haciendo que nos caigan a carretonadas. No son difíciles de matar, en realidad se trata de tener una buena estrategia y bastantes habilidades desbloqueadas, pues les digo que entre más sean, menos descanso tendremos y por supuesto que morir será una opción muy viable.

FOLLOW ME NOW AND YOU… WILL NOT REGRET

Como buen juego de mundo abierto cuenta con sus respectivas torres a desbloquear para que el mapa crezca en posibilidades de misiones y la oportunidad de movernos rápidamente a estas zonas, así como los nidos de águila en Assassin’s Creed –nomás lo uso como referencia-. Lograr liberar estos puestos es la cosa más sencilla y rápida del mundo, aun cuando carezcan de varias habilidades, pues como título sin mucha lógica, las armas cuentan con ese factor de locura que permite aniquilar, no matar, aniquilar con brotes de sangre y encharcamientos tipo laguna. Mucha sangre. No hay que perder de vista que los poderes sobrenaturales son mucho más efectivos e impresionantes que el uso de armas de fuego, pues estas últimas sirven para casos donde hay poco riesgo de estirar la pata. Sin embargo son esos poderes los que intentan rescatar salvajemente a Saints Row IV: Gat Out of Hell. Ya sea volar, pisotear, quemar, congelar o usar el Martillo de los Dioses, las muertes no se salvan de ser en ocasiones exageradas, pero exageradas divertidas. Tomas espectaculares del asesinato a sangre fría pueden apreciarse varias veces para tener la certeza de que les estamos quitando la vida a los demonios o a las almas en pena –si es que tienen vida-, tantas veces que cansa, a menos que sea una animación previamente no vista, pero tarde o temprano se repiten.

Bueno, hay más cosas que intentan desesperadamente rescatar al DLC independiente de Saints Row IV y esas son los encuentros con personajes históricos, como Shakespeare y Barba Negra, amigos que nos piden ayuda con varias decenas de demonios y que al cumplir el objetivo, recibiremos poderes o armas. Pero ahí no acaba el asunto, pues el árbol de misiones con cada individuo es un tanto extenso y requiere de matar más y más demonios, lo que provoca que el juego se haga repetitivo a un grado de que tomé muchas pausas y largas para realizar actividades de esparcimiento por el extrañísimo mapa del juego. Actividades que van desde liberar algunos puestos más de control, como volar por los cielos en el sistema de navegación aérea sumamente mal hecho, pues aunque nos enseñan con varias prácticas de laboratorio cómo surcar los infernales cielos –suena raro-, terminamos por no controlar muy bien al alado personaje. Inevitablemente fallaremos en pasar entre edificios o tubos en el aire para recolectar clústeres de almas y así mejorar habilidades, por lo que recomiendo practicar mucho más para ser experto en este tema.

SHOUT! SHOUT! SHOUT AT THE DEVIL!!!

Pero cuando creía que ya me había acostumbrado al ambiente tan bizarro que nos pintan en Saints Row IV: Gat Out of Hell, es cuando viene la escena donde perdí mi fe en considerar “regular” a este juego: emulando un poco a The Rocky Horror Picture Show, presenciaremos una escena musical –bastante larga- donde el Diablo discute con su sensual y ardiente hija –así la describiré cuantas veces sea necesario- acerca del futuro de ella y sus equivocadas decisiones en la vida. Sí, el Diablo hablando de malas decisiones. Una vez que hemos sobrevivido a semejante martirio, continuamos en la pelea pero ahora más intensa, de completar nuestro objetivo principal, que a estas alturas del juego ya no sabemos a ciencia cierta cuál es.

Sería desconsiderado de mi parte no decirles que a pesar de haber jugado en la PlayStation 4, no deben nunca esperar un juego con gráficos alucinantes, es más, aténganse a ver un juego que bien puede confundirse con la generación pasada. Soy el primero en defender la jugabilidad y la historia más allá de lo visual, pero a veces este recurso sirve para salvar a un juego y aquí lo hunde un poco más. Pero bueno, tomemos como “irrelevante” este aspecto y busquemos los que son divertidos, aunque sea difícil encontrarlos. Pensemos en manejar un automóvil con un buen diseño acorde al lugar, así sin puertas, oxidado, viejo o a veces muy agresivo y amenazador. Manejarlo se convierte en una experiencia poco grata y terminamos por volar. Ningún medio de transporte supera a las alas torpes de Gat. Las muertes también entretienen, cuando son las primeras cincuenta, pues de ahí en fuera llegará el momento monótono y será difícil desatascarnos. Las misiones son divertidas, pero si son basadas en tiroteos constantes entonces la única diferencia está en el desenlace.

BAT OUT OF HELL

He leído varias reseñas sobre el juego independiente de Saints Row IV – pues no necesita el original- y me he dado cuenta que Gat Out Of Hell es considerado un gran contenido con varias horas de diversión e incluso muchos ya lo aman. Así no pasó conmigo y no dudo ni tantito que piensen que me predispuse a un Grand Theft Auto en el infierno, y no fue así. Me predispuse a divertirme, a reír y a buscar las grescas para ser el hombre más temido del infierno y de paso sacar varios trofeos. Desgraciadamente no pude encontrar lo que tanto le gusta a los demás. No dudo ni un segundo que la versión completa sea diferente y GOOH sea sólo reducido y cuente como una pequeña pizca de lo que es la edición completa, pero mientras sean peras o sean manzanas, no pienso ir de nuevo a ese estrafalario infierno ni porque la hija de Satán esté increíblementelo sexy. A menos que tenga una gemela dispuesta a jugar conmigo.

Compartir en: