Una historia de violencia y mucho drama donde un evento tras otro harán que un hombre se encuentre sin salida a la muerte.
Película coreana del 2010 dirigida y escrita por Na Hong-jin (Chaser) de dos horas y media, con muchas escenas de acción bastante variadas, una narrativa ágil que sorprende con sus giros inesperados y una violencia visceral, todo enmarcado con buenas actuaciones y una cuidada fotografía.
Gu-nam un étnico coreano (Joseonk) pasa o trata de llevar, de sobrevivir sus días trabajando de taxista, la mala fama de su gente le ha enseñado la desconfianza de muchas personas hacia él, pero eso no es nada cuando miramos sus problemas, deudas con personajes de cuidado, tendencia a beber demasiado, una vida muy solitaria, una pequeña hija al cuidado de su abuela y una esposa desaparecida hace mucho que le ja dejado la incógnita de el “¿porque?”, es así como sin saber que ha sucedido con ella, si le ha abandonado (como también a su hija), ha muerto, escapado con otro hombre o peores cosas, Gu-nam quiere no complicarse aún más las cosas pues como he mencionado, la mafia también le busca por deudas en el juego.
Un camino que perece no tener salida, una vida encerrada en la desesperación muda y una rabia interna que crece día a día no hace más que enfadarle y no temer a encontrar problemas (si se topa con ellos), prácticamente se ha convertido en la persona ideal para un trabajo sumamente arriesgado, uno que habla sobre el asesinato de un hombre desconocido en Corea del Sur. Y es así, como Gu-nam, bajo promesas de “perdonar deudas” emprende un viaje desde su lugar de residencia (una provincia en China) a la ciudad de Corea.
The Yellow Sea dentro de sus más de dos horas de duración esta dividida en varios capítulos, todos ellos realmente buenos y que sirven para mostrar una sangrienta historia que despega con el drama y que luego va añadiendo elementos de tensión, violencia gráfica y escenas de acción como persecuciones en la ciudad (muy bien realizadas por cierto), la narrativa nunca se queda detrás de todo y siempre se esfuerza y consigue sorprender al espectador con sus varios giros en la trama, vemos que no solo Gu-nam debe enfrentar los problemas de su nuevo trabajo temporal, también se da a la tarea de buscar el paradero de su mujer quien por cierto se había marchado a esa ciudad.
Encontrar a su mujer y cumplir el encargo de asesinato son los dos factores que detonan una serie de “incidentes” que uno tras otro empeoran y envuelven cada vez a más personas hasta llegar a un punto sin retorno; encarar a la muerte es el único camino disponible, sin escape alguno, sin paz, con los recuerdos de su pequeña hija, la incógnita de su esposa y algunos rostros inocentes el personaje principal entenderá tragicamente que en ese país esta solo tal como quizá siempre lo ha estado y que además de eso puede que la única forma de resolver todo es con una matanza sin piedad, un baño de sangre para encontrar la redención de un hecho al que prácticamente se vio obligado a perpetrar por la seguridad de su familia.
Un mar de sangre más que amarillo, una película como muy pocas se encuentran en Hollywood y que demuestra que se puede tener todo (acción, drama, tensión e incluso algo de comedia) y que sobre eso la narrativa, la historia nunca quede “detrás de telones” en pocas palabras una cinta completa (en lo personal muy buena) y que gracias a su desenlace esta cierra y marca la misma atmósfera con la que empieza. Un drama en toda la extensión de la palabra.
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