Hay tantas cosas que pudieron haber salido mal en esta película, que la lista sin duda sería bastante larga, de hecho casi interminable; hablando sobre todo por tener la ardua tarea de tratar de llevar Warcraft al cine, y sobre todo plasmar este mundo de magia y demonios en sólo dos horas, su director Duncan Jones (Source Code, Moon) nos ha demostrado que es muy valiente, o muy apasionado por haber aceptado tal hazaña, algo que agradecemos, y es que al final lo que uno entiende de esta producción por Legendary Pictures y Blizzard Entertainment, es que existe un gran trabajo por parte de todos los involucrados por ser fieles al juego no solo visualmente, también en su narrativa.
Es más, hasta en la banda sonora nos damos cuenta que lo que presenciamos es una historia de Warcraft ¿Vale la pena verla? Se los responderé.
WARCRAFT: EL ORIGEN
Draenor es un planeta que ha caído en la desgracia y en donde sus habitantes intentan sobrevivir bajo cualquier costo, aquí entra Gul’dan, un brujo que ha logrado abrir un portal que dé una nueva oportunidad a los orcos enviándolos a Azeroth, el planeta de los humanos y otros seres (la Alianza) quienes han tenido una historia de conflictos pero que actualmente viven en paz. En inicio los orcos lo único que desean es tener un lugar para vivir, sin embargo como en toda colonización, el llamado a la guerra es inevitable, a esto le añadimos la desmesurada ansiedad de poder de Gul’dan y tenemos una fórmula en donde todos pagarán un precio muy alto por tratar de defender y conquistar una tierra. Es principalmente el choque de dos razas que sin saberlo, están dando entrada a un verdadero y muy peligroso enemigo.
Basado en el primer juego “Warcraft: Orcs & Humans” es como ya dije una tarea descomunal en tratar de llevar toda la información de la fuente original a la pantalla grande, aún así logra transportarnos a diferentes escenarios, desde el planeta Draenor, hasta distintos lugares en Azeroth. Todo para contarnos una historia de guerra y sufrimiento y en la que vemos el inicio de un conflicto de gran escala.
Warcraft: El Origen (como se le llamó en México) es una historia épica llena de fantasía que nos cuenta las dos caras de la moneda; por un lado tenemos a los orcos, quienes empiezan a temer por su propia gente a manos de Gul’dan, y buscan encontrar una tregua con los humanos, por otro lado, están otros clanes de orcos que sólo buscan la guerra. Ambos grupos tendrán su encuentro con los humanos de la Alianza.
En la otra cara de la moneda están los humanos de la Alianza, los habitantes de Azeroth quienes buscan escapar del conflicto al tratar de encontrar la paz y el entendimiento; sin embargo dicha tarea es difícil cuando en su búsqueda por esclarecer este evento (recordemos que los orcos vienen de otro mundo) se encuentran solos y peor aún, temiendo por un enemigo más poderoso.
En medio de todo esto la película nos presenta situaciones llenas de acción, drama, y muy poco de comedia (bueno, yo en lo personal no encuentro que sea una historia feliz). Quizá lo más irónico del asunto es que la historia de los orcos, los personajes de CGI, es más atractiva y profunda que la de los humanos. Y también tiene más carga en la narrativa general de la cinta. Esto logra que a la hora de la historia y los eventos a uno le importe más la de los orcos, lo curioso es que, aún siendo personajes en CGI podemos notar más preocupación y sufrimiento por este lado. No sólo los orcos han perdido su mundo, se ven divididos con conflictos internos al no saber con exactitud si lo que hacen está bien.
UN NUEVO MUNDO EN CGI
El primer golpe visual de Warcraft es el del increíble CGI, en total, es una película que bien merece ser experimentada en la pantalla grande. Su trabajo en efectos es tan alto que no puedo decir sobre otra cinta que se le aproxime, ver a los orcos en primeros planos, luchando, hablando, sufriendo, conversando e interactuando con las imágenes “live action” es asombroso en todo momento, ya por este detalle Warcraft es impresionante y digno de la atención del público.
Pero ¿qué sería de los efectos visuales sin una dirección de arte acorde al mundo que nos presentan? Aquí los diseños están tomados directamente del universo por Blizzard Entertainment, así que todo está plasmado con una fidelidad y cariño que alegrará a los fans de los juegos y que al mismo tiempo entrega algo increíble a quienes ven la cinta sólo por ser fanáticos de la fantasía o los curiosos que desean ver lo nuevo de la cartelera.
Warcraft es desde el primer instante una adaptación en donde el CGI convive de forma exacta con su contraparte real; de esta forma ver secuencias de batallas entre orcos y humanos, es totalmente creíble, y como no se había visto hasta ahora (sí, me atrevo a decirlo), esto debido a todo lo que sucede en pantalla y las acciones de los personajes. Eso sin hablar del elemento de la magia en la película, algo que realmente sube el estándar. En pocas palabras, en Warcraft tenemos magia que se ve poderosa y plasma de excelente forma que es parte de aquel universo de animales mitológicos, criaturas fantásticas, ciudades flotantes, templos ancestrales, altos castillos, bosques llenos de vida y desiertos desolados. Obviamente y aunque me escuche redundante, es un espectáculo que tienen que ver y que además, nos invita a querer más.
MUCHA INFORMACIÓN EN POCO TIEMPO
Sí, se escucha raro que en una cinta de dos horas seamos bombardeados con quizá demasiada información, de hecho pienso que con 45 minutos extra se hubieran logrado maravillas ¿porque lo digo? por la sencilla razón de que (a pesar de contar con una dirección impecable) Warcraft maneja muchos elementos en su universo, y si no son fanáticos del juego, o no lo conocen, es muy seguro que pasen por desapercibido muchos momentos grandiosos ya que el ritmo de la cinta es bastante rápido. En resumen, en instantes estamos en un lugar y al cambio de escena estamos en otro, y luego en otro. Todo con una velocidad que si prácticamente parpadeas en un instante, pudiste haber perdido algún diálogo o presentación de lo que está por venir.
Warcraft es casi como un comprimido de información, que en parte se siente “natural” ya que simplemente podemos optar por aceptar con ojos cerrados lo que vemos, pero que si nos ponemos a pensar, nos daremos cuenta que los viajes de los personajes y los lugares que nos presentan son bastantes y detrás de ellos hay aún, más historia. Sin duda Warcraft nos refleja que hay mucha mitología detrás y que no por nada es uno de los juegos más importantes de PC desde su primer lanzamiento: Warcraft: Orcs & Humans, en 1994.
UN CASTING UN TANTO CUESTIONABLE
En la lista de actores podemos encontrar varios rostros conocidos, pero los que más tiempo tienen en pantalla son, en el lado de los humanos: Travis Fimmel (Vikings) como el comandante de las fuerzas de la Alianza, Ben Foster (Lone Survivor, The Finest Hours), quien representa a Medivh, Guardián de Tirisfal quien protege a la Alianza, Ben Schnetzer (Punk’s Dead, The Riot Club), quien personifica un joven mago, y Dominic Cooper (The Devil’s Double, Dracula Untold), el Rey Llane Wrynn.
En la parte de los orcos, encontramos a Toby kebbell (The Counselor), como Durotan, protagonista del bando de los orcos, Robert Kazinsky (Pacific Rim), el mejor amigo de Durotan, y también a Daniel Wu (Europa Report), como Gul’dan, y finalmente a Paula Patton (Mission Impossible: Ghost Protocol), como Garona, una mestiza entre orco y una raza llamada draenei.
Ahora, la queja podría venir en el grupo de los humanos (los orcos están logrados en CGI, excepto por Garona), ya que por ejemplo tenemos al actor Dominic Cooper, buen actor la verdad, pero que aquí puede quedar algo joven para su título de rey, lo mismo va con Ben Foster, quien personifica a un antiguo brujo y guardián pero que al mismo tiempo, detrás del maquillaje, denota (de nueva cuenta) alguien joven, así que es raro que no se hubiera escogido otro reparto que encajara más con la edad visual de los personajes. Un detalle que resalta y que bien puede sacar al público de la historia.
AL FINAL
A pesar de algunas malas críticas que ha recibido la cinta yo pienso que Warcraft no es una película olvidable, simplona, o con tantas fallas; para comenzar es de valorar mucho el esfuerzo de sus creadores por llevar a la pantalla grande el brutal esfuerzo de tantos elementos del juego (visuales y narrativos) manteniendo un equilibrio casi imposible de información. Luego de esto es el saber mantener la historia fiel a los juegos, dando así respeto no sólo a los jugadores, también a los creadores en Blizzard Entertainment. Los efectos visuales por su parte son espectaculares en todo momento, y se complementan con el alto nivel artístico y de diseño nutrido de su fuente original. En pocas palabras, estamos ante un producto hecho con amor, dedicación y esmero que mantiene con valentía las bases de su universo para plasmar lo que vendrá en siguientes películas, que si están logradas con la misma dedicación, tendremos una saga clásica de fantasía e impresionantes personajes.
Es simple, si son fanáticos de Warcraft no se pueden perder por nada del mundo la película, y si son fanáticos de las cintas con fantasía, monstruos e historias épicas, encontrarán en esta historia algo que sin duda les llamará la atención.
¿Cual es mi queja más grande? que la historia se mueve muy rápido, me hubiera gustado mínimo media hora más para poder apreciar los diferentes escenarios que nos han presentado. ¿Quiero una secuela? Definitivamente, el trabajo de Duncan Jones (por cierto, hijo de David Bowie) es bueno, de tal forma que es posible esta sea la primera cinta fiel a un videojuego.
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