Si crecieron tirando dados sobre una mesa, rodeados de miniaturas, mapas y hojas de personaje manchadas de café, entonces Dark Quest 4 les va a hablar directamente al corazón. La gente de Brain Seal Entertainment lo sabe, y por eso ha creado una experiencia que se siente como una partida de HeroQuest traída a la era moderna, algo entre un videojuego, un tablero digital y una épica noche de rol con amigos.
La historia en Dark Quest 4 es simple pero efectiva, allí nos narran que un siniestro hechicero oscuro vuelve a sembrar el caos a través de su sirviente Gulak, un híbrido de orco y goblin que lidera una horda de monstruos contra el reino. En respuesta, un grupo de héroes —diez en total, cada uno con habilidades únicas— se embarca en una campaña de 30 misiones diseñadas a mano para acabar con esta amenaza. Narrativamente, Dark Quest 4 no busca deslumbrar con giros argumentales ni grandes diálogos, sino recrear la sensación de leer un viejo libro de aventuras o desplegar miniaturas sobre un tablero. Su encanto definitivamente está en la estructura clásica de misiones autoconclusivas, donde cada victoria se siente como un pequeño capítulo de una gran campaña.
El combate aquí se desarrolla por turnos, con movimiento en casillas y una pizca de azar que lo vuelve impredecible. A veces su héroe bloqueará tres ataques seguidos como un campeón, y otras caerá con un golpe ridículo. Esa sensación de “no puede ser que el dado haya salido uno otra vez” está ahí, y es sinceramente es la parte del alma del juego. Igualmente cada héroe cuenta con un pequeño mazo de cartas de habilidades, y elegir cuándo usarlas puede ser la diferencia entre una victoria heroica o un desastre total. El sistema de juego es simple pero efectivo, aunque a veces se nota que ciertos objetos o habilidades están un poco desbalanceados (sí, te estoy viendo, runa de contraataque infinito).
Cada una de las misiones nos adentra en mazmorras llenas de trampas, cofres, enemigos y secretos. El movimiento por casillas recuerda mucho a empujar figuritas sobre un tablero real, lo que brinda ese ritmo pausado y metódico de los juegos de mesa. Cabe decir que Dark Quest 4 se disfruta con calma, planeando cada turno y pensando quién pisa primero la casilla sospechosa. Es más “piensa y actúa” que “corre y dispara”, y si les gusta ese tipo de táctica, van a sentirse como en casa.
Una de las mejores cosas de Dark Quest 4 es que no tienen que jugar solos. El modo cooperativo, tanto local como en línea, es una joya. Y si son del tipo creativo, el Modo Creador les va a encantar, ya que pueden diseñar sus propias mazmorras, compartirlas con otros jugadores o lanzarse a explorar las creaciones de la comunidad. Básicamente, el juego da las piezas para construir su propia campaña, lo cual agrega horas y horas de rejugabilidad.
Gráficamente Dark Quest 4 no es un portento visual, así que no esperen gráficos de última generación, ya que apuesta por un estilo visual que recuerda a un tablero animado, con miniaturas, dados invisibles, cartas y efectos mágicos sencillos pero efectivos. La música por su parte cumple su función, acompañando la aventura sin robar protagonismo, y los textos vienen traducidos al español, lo cual siempre se agradece.
Dark Quest 4 es una carta de amor a los juegos de mesa de antaño. No es el RPG más profundo ni el más pulido, pero su mezcla de estrategia por turnos, azar y espíritu rolero logra algo especial, transportar a esas noches interminables de aventuras entre amigos. El juego ofrece una campaña sólida de unas diez horas, multijugador cooperativo, editor de mazmorras y toneladas de nostalgia; es un homenaje encantador a los RPG de tablero, perfecto para fans de HeroQuest y de las partidas con sabor clásico.
Dark Quest 4 ya está disponible en Steam, PlayStation 4 y 5, Xbox One, Xbox Series X|S y en Switch.











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