Independence Day: Resurgence | Crítica

20 años tuvieron que pasar para tener la oportunidad de ver nuevamente una película de ciencia-ficción, acción, drama, comedia y romanticismo -todo en uno- a la cual le podríamos permitir todo lo considerado “ridículo” sin decir que lo es. Hablamos de Independence Day: Resurgence, la secuela de la original en la que ser un cerebrito fue cool y los gringos no nos cayeron tan mal a pesar de ser los héroes del mundo. Aquí mi crítica que hago con mucho gusto y emoción pues a mis diez años de edad -en aquel entonces- no había nada que me enajenara más como esta película.

¡SE APROXIMAN LOS CASACAS ROJAS!

¿Todos vieron la primer película verdad? Por favor no me digan que no, y si no la vieron entonces en dos renglones les explicaré para que estén al día:

“Los extraterrestres atacan la tierra para consumir sus recursos pero gracias a un virus de computadora y un piloto temerario, las fuerzas militares de todo el mundo lideradas por USA, se unen para destruir las naves de los terribles visitantes”.

¿Cómo que no lo logré? Bueno, en un poco más de dos renglones les expliqué lo necesario para entender la segunda parte de la saga, recreada en este 2016 pero con una tecnología altamente avanzada gracias a lo que dejó la previa invasión, por lo que los humanos ahora íntimamente unidos sin importar nacionalidad, surcan el espacio a placer para poblar la luna y establecer un perímetro militar. Eso por un lado, por el otro está la inminente llegada de otra horda de extraterrestres con el fin de volver a consumir los recursos de nuestra tierra, pero ahora los humanos están preparados para todo… Aunque después se dan cuenta de su mala suposición. Es hora de repeler el ataque alien con la ayuda de un extraño y nuevo tipo de amigo. ¡Aaaaarráncate canijo!

Frase especial la cual espero mi editor en jefe remarque y ponga en gigante para que se la graben en todo lo alto de su corazón: “Independence Day: Resurgence es tan mala, que es buenísima”.

Estamos hablando de un guión parecido en un 80% al de la película anterior, y no es spoiler decir que logran vencer a la raza alienígena, pero las formas en que les dan una patada en el trasero rayan en lo inverosímil, ridículo e ilógico, sin mencionar que serán varios los cuestionamientos de cómo lograron maniobrar los humanos para rebasar el intelecto de una comunidad extraterrestre la cual aparentemente es superior a nosotros. Es inexplicable el suceder de la película en casi todo lo ocurrido, sin embargo hay un festival tipo “Oktoberfest” de efectos visuales que nos distraerán de la lógica utilizada por los productores para que el largometraje siga su camino.

Devlin y Emerich regresan produciendo y dirigiendo respectivamente pues era obvio que no podían ser otros debido a que nadie conoce más este universo como ellos, además de ser los únicos con las ideas tan descabelladas para hacer algo todavía más extraño a la entrega de hace veinte años. La película anterior dejó muy marcado el terreno del patriotismo, las batallas aéreas, los sistemas computacionales, el comportamiento humano y también el extraterrestre, todo esto para que en la segunda parte nada pudiera parecer demasiado bizarro. El problema reside en que este par de mentes fueron más allá de su imaginación y se las arreglaron para exceder Independence Day 4. Pero un sentido tan bueno que emociona.

Nuevamente amigos, fue tan mala que fue muy buena. Las ideas de Devlin y Emerich no sólo fueron más, sino que fueron más grandes, ahora todo tenía que ser enorme, quiero decir gigantesco, estúpidamente inimaginable. Dieron un zoom de 1000% a las ideas que hicieron sobre un papel y las recrearon en CGI, y se agradece pues siempre se mantuvo esa línea ridícula pero entretenida de la saga.

PARA EL RECUERDO

Les debió fascinar Independence Day 4 de manera brutal para disfrutar esta secuela, imposible gustarles si la primera les pareció un bodrio pues la segunda parecerá un mega bodrio. Pero ¿Qué la salva entonces? Porque en verdad es salvada -o al menos lo intentan- con tantas referencias a la primera parte, que más allá de provocarnos nostalgia, nos emocionan de manera muy particular.

Para empezar son varios los actores que reaparecen: Bill Pullman, Jeff Goldblum, Vivica Fox, Judd Hirsch entre otros; unos sumamente importantes para la trama y otros que hacen acto de presencia quizá por mero capricho del director. Sin embargo esos relevantes vuelven a robarse la película gracias a su papel y su carisma, pues es notoria la madurez con la que afrontaron su antiguo papel y agregaron experiencia histriónica. A estos se les une la camada de jóvenes liderada por Liam Hemsworth (The Hunger Games), junto con Maika Monroe (The 5th Wave) y Jessie Usher (Level Up) que no terminan de convencer ni de encajar con los personajes que ya conocemos y estamos ávidos de volver a ver. Debo reconocer que su participación ayuda a mantener frescura en ciertas escenas, pues era imposible ver a los viejos volver a hacerla de héroes especialmente por su falta de agilidad y sobrante de arrugas.

KNOCK-OUT TÉCNICO

Sonido: Bien.
Efectos visuales: Bien.
Mezcla de sonido: Bien.

Estos tres aspectos de Independence Day: Resurgence son muy buenos, como se podía esperar, ya que no hay descanso en este tridente poderoso dentro de las películas de Emerich y como ya les había dicho, obligan a olvidarnos de las fallas contundentes del guión.

Independence Day: Resurgence es tan mala que es buena. Frase que he repetido pero concuerda perfectamente con lo proyectado de principio a fin, con tomas idénticas, clichés patrióticos, escenas para la nostalgia, escenas para la emoción, gigantismo por toda la pantalla, recursos graciosos y torpes, efectos exagerados e impresionantes, música inspirada en Independence Day 4 y un cuadro de Will Smith en la Casa Blanca -reconstruída por supuesto-, utilizados como recursos que sacarán varias sonrisas y complementarán con las rosetas de maíz ese mote tan usado en el séptimo arte conocido como “palomera”.

Jamás en la existencia del cine vayan con la intención de ver una obra de arte, sepan que Independence Day: Resurgence es el complemento que nadie esperaba ni nadie quería, pero termina siendo divertida y sin intenciones de ver por segunda vez pues su final es tan malo, que nos deja con las ganas de ver la tercera parte pues les apuesto que no puede ser más absurda que esta segunda. O quién sabe.

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