El fin de la raza humana está cerca, pero que es peor ¿la enfermedad o el miedo? Una cinta por Steven Sodenbergh.

De una hora y media de duración y escrita por Scott Z. Burns (guionista de The Bourne Ultimatum, Unbelievable y la próxima 20,000 Leagues Under the Sea: Captain Nemo) presenta ahora una historia acerca de una pandemia que acaba con la mayor parte de la humanidad en tan solo unos meses.

Beth Emhoff ha regresado a su casa en Estados Unidos donde la esperan su hija y esposo, pero algo no anda bien y lo que comienza como una simple molestia de resfriado común se agrava en señales alarmantes, hasta que una mañana repentinamente cae convulsionada… ya es demasiado tarde, Beth Emhoff ha muerto por un virus desconocido. Lo peor, que muy pronto numerosas personas alrededor del mundo empiezan a padecer los mismos síntomas, la causa aparente de transmisión, todo como un simple apretón de manos.

Es como se desencadena una pandemia que rápidamente se propaga por los varios continentes; dejando a los científicos en una cuenta regresiva para descubrir una vacuna, pero no solo esa es la única preocupación, es también el tratar de contener la alarmante noticia a la voz del público general, algo totalmente imposible cuando en el mundo moderno existe un medio de comunicación tan rápido como el internet.

Se podría decir una especie de “estudio” sobre una posible situación como la que se describe en la película. Una historia que cuenta con las participaciones de actores y actrices como Gwyneth Paltrow, Marion Cotillard, Matt Damon, Jude Law, Kate Winslet y Laurence Fishburn quienes presentan actuaciones bastante buenas pero que (quizá por la duración de la cinta) no tienen oportunidad de mostrar mayor desarrollo en sus personajes.

En general la historia es bastante completa y sin duda trata de abarcar todo un panorama, no solo la búsqueda por la cura y la emergencia de los gobiernos por contener un control, también el ángulo social que de pronto se muestra indignado al percatarse que inicialmente solo “los altos mandos” son quienes tienen oportunidad de romper sus propias normas y alertar a sus seres queridos o personas de importancia en el gobierno.

Una pandemia que se lleva la vida de millones de personas a lo largo y ancho del mundo y que perece imparable. Una cuenta regresiva en la que es imposible imaginar que de un momento a otro todo estará bien, pues tal como se explica en la película, aún descubriendo una vacuna se llevaría meses hacerla llegar a las distintas ciudades, sin hablar de las pruebas para verificar su eficacia. Y mejor ni hablemos de la repartición.

Sin embargo y por más fatídica que pueda sonar dicha historia, en ningún momento el público será testigo del clima o el horror de una casi extinción; si, se muestra al ejército entrando en las calles, se impone un toque de queda, la gente no tiene que comer, comienzan los motines, los vandalismos, los robos y el pánico generalizado por el simple hecho de toparse con alguien de frente. En realidad el mundo está en caos y al parecer no hay nada que lo arregle.

Pero (y repito) nunca en la película se siente el ambiente que esto podría causar, poniendo un ejemplo, una familia pasa casi todo un año encerrada en su casa y al final de la cinta, se muestran idénticos que al comienzo, y es que tampoco es pedir mucho, pero vamos ¿ni si quiera cansados o desvelados? Sin duda pequeños detalles que continuamente se van juntando uno tras otro hasta que la historia no concuerda muy bien con lo que se mira, todo se siente como un gigantesco set de producción donde un grupo de personas decidieron romper cosas y parecer asustados.

Por extraño que parezca en numerosos sitios la catalogan como “la mejor película de epidemias” por decir algo, y mientras uno siente que en efecto la historia es bastante buena, el gran número de plotlines que se cruzan no tienen mayor desarrollo más que lo obvio, encontrar la cura, todo lo demás es tratado casi superficialmente como para rellenar el drama ¿culpa de la duración de la película? Algo extraño pensando que Steven Soderbergh (Traffic, Sex, lies and videotape, Unbelievable) es quien dirige.

Al final y en lo personal una película digna de verse, pero que no muestra o no impone la misma alerta y drama que narra en la historia con las imágenes que se ven, en este sentido para quienes busquen algo con imágenes tipo “fin del mundo” estarán muy lejos de quedar satisfechos. Y si eso no les importa, bueno, será lo opuesto ¿no?

Digamos que luego de ver un poster amarillo con rojo lleno de rostros de preocupación, pasamos a una cinta de tonos naturales.