El director Spike Lee en 1992 hizo una de las mejores películas biográficas que pudieron existir en los 90’s, Malcolm X, interpretada por Denzel Washington. Ahora, 27 años después, Lee vuelve a dirigir una película representando a la raza afroamericana, Infiltrado en el KKKlan o BlacKkKlansman, donde uno de los pequeños actores de “Malcolm X” ahora es el protagonista de esta cinta. Nada más y nada menos que John David Washington, hijo de Denzel Washington, toma las riendas en esta prosa fílmica adueñándose totalmente de la pantalla.
El título de la película no miente, y es que John David, interpretando a Ron Stallworth, es un joven afroamericano a finales de los setentas que sale a la fama personal por dos motivos. El primero es que se convirtió fácilmente en el primer policía de color en Colorado Springs, o como su superior lo dijo “el Jackie Robinson de la policía de Colorado Springs”. Dos, porque de una u otra manera, fue el primer afroamericano infiltrado a en Ku Kux Klan. Esto suena a chiste, y en parte lo es, ya que la cinta es por demás graciosa, sin embargo, así como se pinta en la película, así sucedió para bien y por supuesto que para mal.
Ron al integrarse a la policía, es tratado como esclavo, y sin medir sus capacidades, es mandado al departamento de registro, donde él solo se encarga de darle los expedientes a sus demás compañeros policías. Es a partir de este momento en que debemos prestar atención a todos los gestos y actitudes que toma Ron, cada uno desemboca una comedia y tragedia interna en cada espectador. Tras estar harto de solo ser el “chico del archivo”, es promovido al equipo de Trabajo Encubierta tras unas alertas por el movimiento afroamericano de la universidad local y una posible amenaza por parte del Ku Kux Klan. Ron comienza su jugada contra el Ku Kux Klan, pero comete un gravísimo error… Dar su nombre real, y esto se complica al mostrar interés de “La Organización”, dirigida por Walter Breachway (Ryan Eggold) por Ron. Siendo este el caso, Ron debe acudir a su compañero de Trabajos Encubierto, Flip Zimmerman (Adam Driver) para que se haga pasar por Ron en cuerpo presente.
Infiltrado en el KKKlan es una película “biográfica” de las memorias que dejó escritas el mismo Ron Stallworth, pero en cuanto a Lee, esta no es la primera vez que realiza una obra con acuse directo hacia el KKK. Ya que durante sus estudios de posgrado en la Universidad de Nueva York, escribió y dirigió un documental sobre un escritor afroamericano que fue contratado por el KKK para reescribir “Birth of a Nation”, obra emblemática del Ku Kux Klan. Este documental fue tan directo que casi lo expulsa del posgrado, sin embargo, tuvo tanto poder en 1997 que lo posicionó como uno de los más grandes defensores de los afroamericanos.
Esta producción protagonizada por Washington (Jr.) es oro puro, a lo mejor no digna de un Oscar, pero definitivamente diga de quedar en nuestras memorias y abrirnos los ojos sobre lo que nuestros hermanos, amigos, conocidos afroamericanos tuvieron que sufrir en esta difícil etapa del gobierno norteamericano, y que por desgracia aún existen algunos grupos radicales de este tipo. Nada se le puede objetar a Infiltrado en el KKKlan, si acaso podemos reclamar su duración, pero entre risas, acción y tensión, estas 2 horas y 15 minutos se logran tranquilamente. En cuanto a las actuaciones de Laura Harrier (Patrice), Topher Grace (David Duke), Jasper Pääkkönen (Felix), Michael Buscemi (Jimmy) y Alec Baldwin (Dr. Kennebrew), no pudieron elegir un mejor elenco para interpretar este drama setentero.
Una vez que conocemos a los miembros del Klan, pueden pasar por nuestra mente cosas como “¿qué tanto pueden hacer esos?, solo son un grupo de hombres con una excusa para reunirse”, pero el punto es que, los tontos pueden ser las personas más peligrosas, en especial si hay muchos de estos y coordinados por un odio en común. Y es por esto por lo que esta obra de Spike Lee relata las memorias de un hombre honorable y que en verdad contribuyó a la causa de su gente. Infiltrado en el KKKlan es una película que no deben perderse y en verdad reflexionar sobre la situación pasada, actual y lo que puede suceder si no tenemos en claro que al final del día, blancos, negros, judíos, homosexuales, todo somos personas.
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