El Depredador de Shane Black, es una impresionante y brutal máquina de guerra que no tarda en entrar en acción. Si bien los diálogos no son los más ingeniosos, también es de aplaudirle que el humor que manejan no es nada forzado pese a la naturaleza de sus protagonistas. A ciencia cierta, puedo decir que El Depredador es un digno y fiel homenaje y secuela de la saga Depredador.
En esta ocasión Black nos lleva directo a la acción, abrimos con una nave depredadora que se aproxima a la Tierra. Por el lado de los humanos tenemos a Quinn McKenna (Boyd Holbrook) un francotirador norteamericano que está en una misión en la frontera con México cuando rápidamente son interrumpidos por la nave que se encuentra desplomándose. McKenna se hace del casco y guantalete del depredador enviándolas a una dirección que prefiere mantener en secreto.
Por otro lado, tenemos a una aclamada profesora de ciencias, Casey Bracket (Olivia Munn) quien es contratada por el gobierno para examinar al depredador que aterrizó herido. McKenna al regresar a Estados Unidos es capturado por el gobierno poniéndolo en estado de demencia junto con un escuadrón de exmilitares donde conocemos a Nebraska (Trevante Rhodes), Coyle (Keegan-Michael Key), Baxley (Thomas Jane), Lynch (Alfie Allen) y Nettles (Augusto Aguilera).
El Depredador es co-escrito por un ícono de los años ochentas, Fred Dekker, dándonos una película que entiende exactamente lo que los amantes de los depredadores queremos. Hay ritmo y una estructura para que El Depredador sea fácil de digerir pero que a su vez, tenga una subtrama más compleja de lo que la gente posiblemente le dé de crédito a la película. Esta increíble estructura y el apoyo de un elenco perfectamente carismático, hacen que sea fácil potencializar los puntos fuertes de cada personaje.
Dejando a los personajes de lado, lo que realmente eleva hasta la cima a El Depredador es la forma en que Black y Decker manejan el tono. Esta vez “recrean” un poco el estilo que tomó la primera película de 1987, poniendo a un grupo de “profesionales” contra un enemigo en común, pero también toca otros temas clásicos de los 80s como “el personaje más débil que resulta saber más que todos” y “los dos bandos que al final se unen para eliminar al depredador”.
A pesar de todo esto, El Depredador pierde algo de fuerza en su clímax, algunas de las escenas finales fueron complicadas en su edición lo que hace que no se disfrute al máximo. Existen muchos hilos abiertos en esta película, pero definitivamente es una película que deben ir a ver si son grandes fanáticos del cine de los 80s. Existen elementos bastante buenos que por mucho se llevan de encuentro a los posibles malos o lentos ratos que nos haga pasar la película. Pongan atención a la trama, porque si la entendemos tal cual la planearon los productores, esta cinta nos dará pie a varias películas o spin-offs de la serie.
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