Un trágico drama japonés, ciento seis minutos de violencia de todo tipo, amargura, desesperación y venganza.
Dirigida por Tetsuya Nakashima y escrita en conjunto con Kanae Minato, autor de la novela de mismo nombre y de la cual se basa la película, es una historia principalmente de venganza, una que a forma de varias confesiones entrega al espectador algo amargo, perturbador y depresivo. Una historia de tintes fríos, helados, que muestran ambientes y personajes realmente dañados.
Comenzando por una muy cuidada y fría fotografía de tintes azules, escenarios sin vida, casi estériles, momentos de lluvia, de niebla y silencios interrumpidos por palabras de violencia y desesperación, Confessions desde inicio marca una singularidad y más a partir de un monólogo de casi treinta minutos donde una maestra de nombre Yoko Moriguchi´s se dirige a sus alumnos adolescentes (quienes disfrutan de una porción de leche regalada por la escuela) con palabras sobre la vida y la muerte, de la venida de la primavera, de un escritor muerto de cáncer y de un oscuro secreto que solo ella sabe y que está dispuesta a compartir con el salón.
Un secreto que convierte un aula llena de ruido y descontrol en una que inmediatamente presta atención a las palabras que la maestra debe decir; palabras que comienzan por el relato de ella y su pequeña hija de cuatro años, de una dulce felicidad llena de momentos irrepetibles que de pronto, en un simple segundo, quedaron solamente como el recordatorio de algo que una vez fue y que no seguirá más, una cicatriz producida por la muerte accidental (a los ojos de la policía) de su niña de cuatro años.
Una imagen que jamás se borraría de la mente de Yoko, ver el cuerpo de su hija flotando en la alberca de la escuela; una tragedia total, una que como dicen sus palabras, fue provocada por dos alumnos de su clase de los cuales sabe sus nombres y que advierte tomará tal venganza que prácticamente no les alcanzará la vida para pagar lo que hicieron. Comenzando por decir que aquellas dos personas acaban de ser infectadas por una mortal enfermedad mezclada en la leche que toman en clase.
El espanto de los alumnos es inaudito, todos sospechan de todos, excepto quienes saben son culpables del homicidio y que tratan de mantener la calma mientras son presa del terror a morir.
Los treinta minutos terminan dejando un escenario dramático y lleno de horror para dar pie a las confesiones de otros estudiantes y para dar así un seguimiento de la historia y su desarrollo de forma completa, sin dejar cabos sueltos y explicando de esta forma los distintos ángulos que no solo los asesinos tienen, también sus demás compañeros, algunos de forma cercana a ellos y otros de una manera más y lejana.
La narrativa en si es completamente introspectiva, hablando de los sentimientos, las razones de actuar y pensar de cada uno de los personajes; sin embargo la continua sombra de la venganza se dejar ver a lo largo de la hora y media, siempre mostrando que el control absoluto lo sigue y seguirá teniendo la maestra Yoko quien maneja los hilos, los destinos de sus “víctimas” como mejor le parezca, casi entrando en la locura y plasmando insistentemente un aire depresivo y violento… sin olvidar un alto horror que sutilmente se esparce por la historia.
En lo personal una película bastante buena pero obviamente para un público reducido o para quienes estén más acostumbrados al cine oriental (japonés, chino, coreano), la trama como he mencionado está muy bien trabajada y se esfuerza en marcar los hechos por razones psicológicas que por vulgar violencia y gore sin sentido, dejando al final quizá puras victimas que para superar el dolor simplemente hicieron lo que sus mentes les dejaron ver como lógico (en en ocasiones retorcido). En pocas palabras, Confessions seguramente es algo que no han visto antes.
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