Brutalmente finaliza la serie de seis números inspirada en la popular serie de videojuegos para Playstation
Kratos emprende un peligroso viaje en la búsqueda de “Ambrosia of Asclepius” para salvar a su hijo Calliope de la muerte, bajo las leyes espartanas que dictan que cualquier recién nacido con defectos debe morir.
Publicado por Wildstorm (DC comics), escrito por Marv Wolfman (The new teen Titans, Crisis on Infinite Earths) e ilustrado por Andrea Sorrentino (artista en portada en “The X-Files y 30 days of night) God of War en cada una de sus entregas demostró ser una serie digna de no solo leerse, si no de admirar sus impactantes ilustraciones.
Sangre, Dioses, brutalidad, matanzas, batallas, un épico viaje donde el General Kratos, campeón del dios Ares, no solo se preocupa por encontrar lo que salve a su hijo, sino que además debe luchar a muerte con los campeones de los demás Dioses, campeones de diferentes tierras que buscan lo mismo para sus propios fines…
Batallas que se extienden por distantes tierras y mares; una terrible aventura llena de muerte a la vuelta de cada página ilustrada (repito) de muy buena forma, tonos oscuros remarcan continuamente el drama de esta búsqueda desesperada, colores fuertes desparramados por doquier, cuadros que muestran sangrientas muertes y una furia inagotable por parte del personaje principal, una que de pronto debe cesar para dar pie a la razón, alejarse un poco y hacerle notar que no está solo y que a su disposición se encuentran varios soldados espartanos que siendo por completo humanos, no temen luchar con las mismas adversidades que su General Kratos enfrenta casi en medio de la locura.
Una historia (en lo personal) bastante llamativa y sin duda bien escrita, con muchos elementos que impulsan a seguir leyendo, y claro… muy, muy violenta y con un final que simplemente arroja las ansias de ver algo más de Kratos “God of War” en el medio del comic. Claro, con la misma dedicación y calidad mostrada en esta serie.
De tonos eufóricos, dramáticos y llenos de ira, God of War en sus seis números (y desde el primero) puede complacer al lector que busca ver alguna adaptación de videojuego a comic (y de buena forma) y deja a pensar una “blasfemia” ¿valdría la pena arriesgarse a querer una adaptación a cine?
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