El terror en la Luna demuestra porque el ser humano dejó de hacer misiones a este frío satélite.
En el año 1974 la Nasa envía una nueva misión tripulada, el Apollo 18 se aventura entonces al espacio con órdenes simples de recolección, sin embargo es sospechoso como las familias de los astronautas desconocen de esto (así como el mundo entero); un alto secreto, el viaje hacia un encuentro desconocido y aterrador y una trágica decisión por parte del Departamento de Defensa de Estados Unidos enmarcan una serie de puntos que dan a suponer por qué se cancelaron las expediciones a la Luna.
El horror espera en el espacio, se trata de un falso documental logrado de forma extraordinaria en su manejo de cámaras, audio y aspecto de la cinta que habla dentro de una ciencia ficción la suposición sobre como hubiera sido un determinado encuentro extraterrestre en la década de los setenta en medio del único satélite de nuestro planeta.
La historia (a pesar de lo que critican en otros sitios) es interesante desde el arranque, de hecho es sorpresivo como en los primeros minutos se entra de lleno en el asunto de la misión, sin antes pasar por un típico metraje “familiar” para conocer a los personajes y el mundo que dejarán detrás en las próximas horas. Es así, como de forma inmediata y sin mucho preámbulo Apollo 18 despega hacía lo desconocido, viajando a las alturas para una misión se podría decir “de rutina” donde dos astronautas deberán hacer trabajo de recolección de piedras lunares.
Un “mockumentary” donde incluso se vio involucrada la NASA para asesorar a los guionistas de la cinta (Brian Miller y Cory Goodman), claro que luego, cuando la agencia espacial estadounidense “presumiblemente” notara el camino que estaba tomando la historia y el tipo de marketing que la producción estaba generando entre el público, es decir, una idea de retratar la misión como algo autentico, inmediatamente Bert Ulrich (enlace de la NASA con la industria del entretenimiento) decidió lanzar un comunicado directo y contundente “Apollo 18 no es un documental” sin embargo también dio a comprender como este tipo de productos podían inspirar a la gente para generar interés por la exploración del espacio.
Dirigida por Gonzalo López-Gallego, de ochenta y seis minutos de duración y con unos buenos efectos visuales, dicha película sigue la tendencia en uso de cámara como en otras producciones (Blair Witch Project, Cloverfield, Troll Hunter, Paranormal Activity, Grave Encounters y entre otras) sumando en esta varios filtros de ruido y estática que en momentos aparecen para brindar más “autenticidad” a lo que se narra.
Un punto bueno a mi parecer es que no se trata de astronautas enloquecidos en el espacio (no es una historia de espejismos y paranoias) lo que hace que no exista esa especie de “traición” al espectador por aparentar algo que finalmente no saldrá; bueno, en Apollo 18 puedo decir que el contacto extraterrestre si tiene su lugar y no solo eso, la cinta no termina de forma brusca como es muy típico “toma final donde la cámara en primera persona cae al suelo y enfoca los pies de alguien mientras se escuchan gritos de horror” en este sentido lógicamente se extiende la historia luego que el misterio es desvelado y se aventura a mostrar más horror y tragedia para llegar a un desenlace justo, aunque estoy seguro a más de uno le habría gustado ver algo más extenso.
El diseño de las criaturas es simple pero funcional (encajan perfectamente con el suspenso y la lógica de la cinta), las actuaciones son buenas y creíbles y vuelvo a decir, a diferencia de otros, pienso que el desarrollo es bueno ya que muestra de forma clara la perspectiva de los astronautas y su cambio de actitud al momento que descubren la verdadera misión a la que fueron encomendados.
Al final Apollo 18 funciona para quienes busquen ciencia ficción y les interese el espacio, o sean fanáticos de los documentales falsos. Personalmente una cinta que al menos tiene sus méritos por parecer tan auténtica, claro, si no se quieren ver otros.
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