La banda de rock más famosa e importante del mundo tiene otro trabajo, uno donde las balas son necesarias.
Cualquier persona se puede imaginar aquellos súper gigantescos conciertos donde una estridente y furiosa música retumba por todas partes como si de truenos y relámpagos se tratasen. Las figuras arriba del escenario gritando y tocando con maestría, dedicación y sobre todo con mucha actitud. Las eufóricas personas que brincan, se sacuden, sudan, empujan, y levantan sus brazos mientras enormes bolas de fuego y luces extremadamente centelleantes iluminan lo que esta frente a ellos. Todas estas sensaciones, imágenes vivaces y golpes sonoros para demostrar un simple adjetivo a lo que esta sucediendo: Rock.
Y todos conocemos aquellas famosas historias que abundan y rondan sobre esta clase de músicos. Quizá demasiado talento, quizá mucha locura, quizá toda una rebeldía… televisiones que salen disparadas por las ventanas de un hotel, fiestas extenuantes, caídas desde alturas peligrosas hacia una alberca, algunas peleas, mucho licor, muchas mujeres, autos deportivos… drogas, sexo y rock n roll hasta morir.
Pero ¿Qué pasa cuando estos genios de la locura son arrastrados en algo más caótico? Algo en donde esa misma fuerza, demencia incontrolada, sentimientos de rebeldía y esa pose de casi superhéroes les sirve como una especie de camuflaje y al mismo tiempo de herramienta para ser imposibles de detener y en el transcurso de todo, ser realmente temibles.
La respuesta de esa pregunta es Killapalooza (publicado por Wildstorm), un cómic donde la banda de rock más importante del mundo “The Clap” lleva una doble vida. La de mercenarios, asesinos a sueldo. Son cinco personas que viajan por el mundo haciendo su gira, y que entre cada concierto, cada show, cumplen también con sus contratos en medio de escenas de acción, donde las balas, los golpes y huesos rotos son comúnmente vistos en cada página y viñeta dibujada a la perfección gracias al artista Trevor Hairsine (X-Men: Deadly Genesis) a quien por cierto también le debemos la fantástica portada que sin más, simplemente se convierte en un imán a la vista, gracias a su espectacular ilustración, y es que ver aquel casi superhéroe con un bajo baleado colgado a su espalda es algo que no se puede dejar pasar por nada del mundo. En lo personal una imagen que me atrapó de inmediato.
¿Y que decir de la historia? El escritor Adam Beechen (Batman: Legends of the Dark Knight, Justice League Unlimited) no solo logra captar la atención al instante con sus sorpresas narrativas, si no que mientras uno lee Killapalooza, más se adentra en el mundo de las bandas de rock y en el de los músicos en general. Es de agradecer que no solo tenemos la historia de los actos como mercenarios de esta banda, si no que también podemos conocerlos y quizá hasta comprenderlos en las distintas actitudes que los cinco integrantes de “The Clap” toman en el transcurso del primer número de esta serie a la que tengo muchas esperanzas e impaciencia de querer saber que es lo que pasará en las siguientes entregas.
No solo Killapalooza (¿buen nombre no?) es un cómic irreverente, lleno de malas palabras, y mucha acción de todo tipo, también es uno que presenta los dos lados de la moneda en la vida de estos músicos mercenarios, haciendo que la historia sea interesante y absorbente.
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