Severance | Crítica de la temporada 1 sin spoilers

Imagínense que no tuvieran que acordarse de su trabajo, de lo que hacen ahí o de las personas que conocen en la oficina, piensen que jamás tendrían que ver a su jefe fuera del despacho porque no lo conocen, que no haya manera de ir a tiempo extra o a esas molestas reuniones fuera del corporativo donde tuvieran que socializar con gente a la que le hablan solo para pedirles reportes o entregarles memorandos. Suena genial, pero si volteamos a ver Severance, la serie de suspenso de Apple TV+ obra de Ben Stiller -sí, el mismo de The Fuckers-, entonces ya no lo veríamos tan agradable, tan llamativo ni atractivo, de hecho yo tendría dudas sobre un trabajo así. Aquí la crítica de la primera temporada de Severance SIN SPOILERS, en donde me enfoco exclusivamente en la parte de la producción, actuación, dirección y música, haciendo por supuesto hincapié en el libreto.

Severance cuenta la historia de Lumon Industries, una empresa de la cual casi nadie sabe lo que hacen ahí más que la producción de algunos adminículos electrónicos, investigaciones y ciertas medicinas, pero de ahí no pasa. Esta compañía tiene departamentos bien conocidos por el público en general, donde sus empleados pasan por el proceso quirúrgico llamado “severance” o “cercenadura”, que consiste en insertar un chip en el cerebro de sus trabajadores con el fin de bloquear toda la información personal una vez entren a la oficina, y activando su parte laboral para que se dediquen de lleno a eso. Una vez que salgan para irse a sus casas, nuevamente se enciende la división personal de su cabeza y se bloquea todo lo del trabajo. De esta manera cuando están afuera no saben nada de Lumon, y estando en Lumon sus recuerdos familiares están bloqueados. “Outies” e “Inies” se definen a ambas personalidades, pero una vez firmando el contrato y recibiendo el proceso médico, ninguna de las dos conviven con la otra.

En el departamento de Refinamiento de Macrodatos (MDR por sus siglas en inglés), tenemos a Mark (Adam Scott), Irving (John Turturro) y Dylan (Zach Cherry), encargándose de identificar paquetes de números en una computadora los cuales les provoquen sensaciones raras para después generar reportes trimestrales a su jefa, la Señora Cobel (Patricia Arquette), una recia cabeza de departamento que nunca sale de su papel, siempre supervisados por Milchick (Tramell Tillman), un tipo que pareciera siempre estar contento y ser muy amable, pero a su vez jamás faltaría a las normas impuestas por los fundadores de Lumon, la familia Eagan. La situación que inicia las incomodidades y problemáticas en MDR, se presenta cuando una nueva miembro del equipo toma actividades, Helly (Britt Lower), la cual después de solo algunas horas no se encuentra del todo satisfecha con lo que hace y con saber que su personalidad solo vivirá para trabajar y jamás sabrá si allá afuera hay alguien o algo esperándola, dándose cuenta que su simple existencia es solo para servir a Lumon. Como es de esperarse, intenta renunciar. Oh no, grave error para ella y para el resto de los puestos con mayor jerarquía en Lumon. Y por si esto no fuera poco, un ex miembro de MDR, Petey (Yul Vazquez) hace contacto con Mark, para decirle que el procedimiento quirúrgico es reversible, situación supuestamente imposible de acuerdo a La Junta Directiva de Lumon.

Severance cuenta con nueve capítulos que corren en promedio de 45 a 55 minutos, así que un día de maratón es posible siempre y cuando no tuvieran nada más para hacer, aunque honestamente el segundo y tercer episodio (Medio Bucle y En Perpetuidad) podrían ser un poco aburridos y lentos a pesar de ser los que más cimientan el resto de la historia que solo va para arriba, pues empieza siendo un sólido 7 hasta llegar a un 9 sin temor a equivocarme.

Les dije que hablaría de cinco cosas y la primera fue producción. Si me lo preguntan jamás pensaría que Ben Stiller tuviera la visión de la producción que Severance muestra de principio a fin. Es que TODO en Lumon Industries parece tan bien planeado y medido con vernier que pareciera falto de equivocaciones o siquiera un margen de error que permita salirse un milímetro de lugar. Las oficinas, computadoras, pasillos, puertas, tarjetas, tazas, regalos, arte visual y por supuesto la pulcritud de todo el entorno donde MDR lleva a cabo sus actividades es de no creerse. Además la dirección de cámaras es envidiable porque con ella se nota cuando estamos en la empresa y no en el exterior, ya sea por la tremenda iluminación y maquillaje perfecto, así como el sonido y los efectos especiales del mismo. Todo en Lumon es perfecto, tan perfecto que da miedo, provoca suspenso y nos genera intranquilidad más cuando la escena toma tintes animados, divertidos y hasta musicales. Por el otro lado al estar afuera de Lumon la cosa cambia muchísimo, se mantiene la calidad impecable de sonido, efectos, iluminación y escenografía, pero ahora todo es oscuro, silencioso, sombrío por momentos y sin duda melancólico a más no poder. Sabrán que están afuera y están “descansando”. De cierta manera el director pretende mostrar que el trabajo en Lumon es agradable y salir al mundo no es tan placentero como pensamos, haciendo un truco en nuestras mentes para después darnos un golpe de realidad fantástico.

La actuación y la dirección van de la mano, no puedes tener buena dirección sin actuación buena ni viceversa, al menos no en producciones de verdadera calidad. Aoife McArdle reemplaza a Ben Stiller durante 3 episodios en la dirección, los otros 6 son de Stiller, sin embargo la vara se mantiene tremendamente alta en todos, los detalles escenografía y los aspectos técnicos que se cubren con producción los he señalado de manera puntual, pero en lo que respecta a la química entre director y actores es tremenda, se nota a leguas que todos se entienden con todos, que los papeles y la psicología de cada uno de ellos está definida con lujo de detalle, que la biblia de Severance ha de consistir en tomos y tomos de información que cada actor se bebió y le quedó claro el umbral del comportamiento. Aquí lo complicado es recordar que cada “cercenado” tiene dos papeles, dos personalidades y dos maneras de ser, y debe cambiar a veces de un momento a otro pues debemos tener en cuenta que cuando salen del trabajo y regresan al mismo, para el empleado pareciera que no transcurrió nada de tiempo y solo se encuentra con ropa nueva y de regreso a la oficina. Manejar estas personalidades y la confusión de quién son y qué hacen en Lumon presume un trabajo de lectura exhaustiva de guion y de una dirección impecable -debo repetir esta palabra cuantas veces sea necesario-, una dirección empeñada en convencer al público que a pesar de observar seres humanos en la oficina, son simplemente robots para su personalidad externa. No pude quedar más encantado con el convencimiento de los actores, todos, desde principales hasta los secundarios que juegan un papel tremendo a la hora de que las cosas se complican no solo adentro de Lumon.

La música es quizá el departamento más simple de todos, pero de los que más impacto provoca en poner el ambiente de cada escena. La música se concentra en poner al piano como voz principal siempre, de repente utiliza efectos de cortes con sintetizadores o tal vez se anima a meter otros instrumentos que agreguen ambiente a la melodía, la cual siempre siempre siempre la lleva el piano. Aquí lo interesante es que maneja tonalidades de suspenso, metiendo notas fuera de la escala, omitiendo notas de paso y de repente agregando medios tonos que hacen incomodar al espectador, que con la escena de por medio provocan todavía mayor irritación. Con esto me refiero a que la música en general busca hacer sentir bien al oyente, pero gracias al estudio de las frecuencias durante los años, se ha logrado encontrar esos sonidos que juntos perturban al usuario final, y esto es precisamente lo que Theodore Shapiro logra con tremendo éxito en Severance, quien además es viejo conocido de Ben Stiller, pues viendo su trayectoria parecería que es el músico de cabecera de Stiller.

La trama ya está expuesta párrafos atrás, pero el manejo del guion y los diálogos parece tan bien ensayado, tan bien estudiado, que pareciera hubo correcciones por doquier, que los escritores pretendieron perfeccionar cada palabra y reacción acotada para los actores con tal de no develar el súper giro de tuerca que sucede al final. No puedo señalar como perfecto al script, pero sí acercarlo a tal por la manera en que cada personaje expresa sus sentimientos tanto en líneas como en reacción. Nuevamente trabajo de dirección, pero el cual se respalda en un librote de hojas blancas y letras negras que dicen todo. Ustedes queridos lectores deben tener siempre en cuenta que Severance no es una serie dominguera, tampoco de verla mientras uno cena o ve el celular o pone atención a otras actividades, Severance es una serie a la cual le deben dedicar todo su esmero, quizá no vean tres o cuatro capítulos, tal vez uno o dos esté maravilloso siempre y cuando ese tiempo sea de calidad y “No molestar” en su teléfono. Un detalle perdido podría ser parte importante para lo que se cocina durante los ocho capítulos previos al final de temporada que deja un gigantesco cliffhanger del cual no puedo recuperarme aún. Por fortuna la segunda temporada ya está confirmada, por eso gracias Ben Stiller, no pretendía odiarte.

VEREDICTO

La premisa sola de por sí ya es buena: un trabajo donde te olvidas de tu vida personal gracias a un chip, y que al salir olvidas tu vida laboral. Severance es ciencia ficción pero con un giro dramático y de suspenso cuando unos simples oficinistas se dan cuenta de que su condición por más normal que se las pinten, no es tal. Con esto y el resto de la producción que nuevamente describiré como impecable, no dejaron de sorprenderme en cada capítulo, y me mantuvieron despierto cada jueves al acercarse la medianoche para ver el episodio siendo ya viernes en la madrugada. Valió la pena cada desvelada para irme a mi oficina de la cual jamás se me olvida lo que hago ahí por fortuna, porque los Eagan no son los dueños.

Tuve la oportunidad de ver por segunda vez la serie acompañado de mis padres porque les insistí mil veces, y fue precisamente en el cuarto capítulo donde la atención se volcó totalmente a Severance, cuando se dieron cuenta que los interminables pasillos de sus oficinas eran un pretexto para incomodar y sorprender en la hora que los problemas aparecieran, y ustedes lo agradecerán de igual manera pues es ahí donde todo cobra sentido y el suspenso aparece para no irse.

Severance está de manera exclusiva en su primera temporada ya completa en Apple TV+.

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