Wolfenstein: Youngblood | Reseña
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Por qué le dicen spin-off a un juego que continúa la historia de Wolfenstein 2? Porque son otros protagonistas? Quizá por eso, pero si continúa la historia pues… es continuación aquí y en la Alemania nazi. Esta es la reseña del juego de sangre nueva que nos trae Arkane Studios y MachineGames de la mano de Bethesda.

CARNE FRESCA

Las hijas de B.J. Blazkowicz, Jessica y Sophia, se embarcan en una búsqueda hacia Neu-Paris, que no es otra cosa más que la ciudad francesa aún ocupada por los nazis, a pesar de que B.J. asesinara a Hitler en la segunda entrega de la actual saga, Wolfenstein II: The New Colossus, pues nuestro mero mero pistolero está ahí supuestamente desaparecido, y como el FBI no va a enviar a nadie por él -eso es lo que las gemelas hijas piensan-, es que se lanzan en un helicóptero robado y dos trajes ultra avanzados de tecnología, a encontrar a su señor padre.

El juego es igualmente de disparos en primera persona como todos los demás, con la gran diferencia que puede ser jugado en cooperativo en línea, así que aquellos que pensaron que por tener el calificativo de “cooperativo” iban a poder echárselo en local pues se equivocaron tremendamente, la única manera de dar balazos a los germanos locos es siendo anfitrión e invitando a sus amigos con otra consola, otro juego y otro televisor. Sí no hay duda de que se antoja padrísimo esto de jugar con su amigo, pero insisto, los juegos cooperativos en línea le quitan la emoción a estar en el mismo sillón uno con otro y forjando verdaderos lazos. Casi lloro con mi comentario de tres pesos.

Wolfenstein: Youngblood es una joya en el aspecto de crecimiento de los personajes”, o al menos eso nos quisieron vender los muchachos de Bethesda, ya que efectivamente a la protagonista que escojamos podemos hacerle unos cambios en sus atributos, especialmente en estas habilidades predeterminadas como vitalidad, blandir dos armas al mismo tiempo, recuperar más energía al ser rescatada y cargar arsenal pesado, entre otras, sin embargo la variedad podría parecer enorme si es que no nos fijamos bien en que son a lo mucho 12 líneas de crecimiento en máximo cuatro o cinco niveles, lo que nos hace darnos cuenta que en realidad no hay mucho crecimiento como tal pensando en juegos como Horizon, Far Cry, Skyrim, etcétera, donde de verdad la gama de mejoras es por mucho, superior. Y no quiero ni hablarles del coraje que me dio encontrar que podemos comprar con dinero real unos lingotes que acortan la brecha para incrementar nuestros “perks”, o sea tipo “pay to win” casi. De lo contrario deberán jugar y explorar más el mapa en busca de dinero para tener armas más efectivas así como estos perks.

En cuanto al mapa que está directamente relacionado con la estructura más choncha que los juegos anteriores, sí podemos observar que intentaron hacernos creer que el Youngblood es más grande, con una cantidad aumentada de lugares para explorar en busca de cajas, monedas, coleccionables -de los cuales hay muchísimos que recaen en los trofeos-, pero en realidad solo estamos ante un semi complicado laberinto de opciones conectadas entre sí para recorrer pero en realidad es pequeño y sencillo, pero vale la pena investigarlo pues nos hará la vida menos complicada a la hora de conseguir mejoras.

Wolfenstein: Youngblood tiene un sistema de vitalidad ciertamente raro pero a la vez nos facilita muchísimo la pasada por la historia. Resulta que contamos con vidas compartidas con nuestra pareja y de este modo al morir desangrado -esto sucede cuando se acaba nuestra vida y estamos ahí esperando ser rescatados-, se nos gastará una “vida compartida” pero continuaremos jugando, o sea no se detiene la aventura, solo tendremos menos chances de sobrevivir si no encontramos unos baúles “súper” escondidos que nos regalarán otra de estas chunches. Si los matan teniendo el contador en ceros, ahí sí prepárense para enojarse muchísimo porque iniciarán en el mero punto de partida de TODA la misión, pues Wolfenstein: Youngblood no cuenta con checkpoints. Aún no sabemos el porqué de esta terrible situación pero definitivamente sí es canijamente frustrante.

Buscadores de tesoros, tenemos ante nosotros un juego demasiado fácil de arrancarle el Platino, y esto consiste en que el juego no pide dificultad alguna para acabarlo, de hecho los galardones se otorgan conforme conseguimos cantidades industriales de objetos, coleccionables, muertes, asesinatos específicos, mejoras y chorro de cosas más, pero no por terminar el juego en modo “me ven y me matan” -no se llama así pero ustedes entienden-.

Wolfenstein: Youngblood no es un juego lineal de disparos, cuenta con una zona de tranquilidad que es el cuartel de la resistencia francesa donde podemos recuperar energía, recargar armas y tomar misiones alternativas y paralelas para todavía tener máááááááás cosas por hacer y no aburrirnos con la historia principal, el problema es que este cuartel está enorme y llegarán a desesperarse un poco con los pisos, pasadizos y personas que nos dirán qué hacer. No está mal, pero pudieron reducirlo un poquito para evitar largos desplazamientos a la hora de pedir instrucciones. Nomás digo.

VEREDICTO

Wolfenstein: Youngblood es un divertido juego por los gráficos bien logrados, la sangre que salpica al destrozar cabezas, la música y la oportunidad de explorar los mapas, sin embargo no se siente que tenga la misma esencia que antes, cuando B.J. hablaba y nos hacía querer continuar horas y horas matando nazis, simplemente las voces y el libreto de Sophia y Jessica no convencen ni terminan de darnos ese punch tan necesario para blandir las pistolas. Siento que sus diálogos están muy forzados y que no reflejan el verdadero espíritu de los Blazkowicz, quizá dirán que soy machista, pero para personajes femeninos empoderados, ya hay muchos y mejor logrados que este par de hermanas que bien pudieron haber diseñado mejor en cuanto a su personalidad, y si no me creen, ahí está Ripley, Leia, Furiosa, Aloy, y hasta Croft.

Si son fanáticos de la saga, es recomendable para volver a aniquilar “soldaten”, si no lo son y entonces se consideran fanseses (sic) de los FPS, piénselo dos veces. O tres.

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