Ni en sueños | Crítica

Las comedias románticas son una pieza esencial del cine en todo el mundo, son de fácil entendimiento, una trama ligera sin muchos enredos y por lo general, bastante predecibles. Sin embargo, no importa que tan seria, romántica o dramática sea una película, el simple hecho de tener como director y escritor a Jonathan Levine y como protagonistas a Charlize Theron y Seth Rogen, es síntoma de diversión, calidad y comedia americana como ninguna otra.

Charlize Theron la encontramos en el papel de Charlotte Field, la actual secretaria de Estado de los Estados Unidos quien, por palabras del presidente (que dejará su puesto para ser actor de TV y cine), posiblemente será la primera mujer presidente de los Estados Unidos de América. Por su lado, Seth Rogen, interpreta a Fred Flarsky, un periodista de investigación cuya área de enfoque es mostrar los peores escenarios de la población.

Cuando la vida los encuentra bajo la necesidad de Charlotte por un redactor de discursos, Fred es seleccionado por sus motivaciones socio-políticas que empatan perfectamente con las de la Secretaria Field. “Ni en sueños” no está posicionando algún género nuevo ni mucho menos, pero ese detalle muy a la “Dama y el Vagabundo” o “Hitch” donde el hombre “humilde” se enamora de la mujer rica y poderosa, hace que esta comedia romántica genere una empatía de ambas partes.

La frecuente interacción de Fred con Charlotte, junto al equipo de campaña de Charlotte y cientos de diplomáticos de todo el mundo, nos ofrecen momentos espectaculares con un ingenio cómico sin igual. Desde el momento en que se encuentran Fred y Charlotte, es sumamente divertido ver a Fred lidiando con los problemas y tratando de encajar en el mundo político millonario. Pero a comparación de otras películas románticas, lo que hace que ambos protagonistas tengan esa química tan especial, es el gusto por las mismas políticas pero su indiferencia entre ambos por la forma de conseguir estos recursos, lo que hace que con el paso de la película, la tensión vaya aumentando y se vaya generando una relación orgánica.

El escritor y director, Jonathan Levine, se lleva un gran aplauso por su trabajo de tómas y guión, dándonos una comedia romántica, pero con una trama interesante y algo compleja. Puede que Rogen no sea el mejor actor del mundo, pero esta unión entre Levine y Rogen nos da por hecho que ambos conocen sus formas de trabajar haciendo que Fred sea un personaje carismático, chistoso pero sobre todo, centrado en la historia, y de Theron mejor ni hablamos, durante la cinta muestra tantas fases de su persona, que es imposible no admirar su calidad profesional como actriz.

Es posible que “Ni en sueños” gane un Oscar, pero definitivamente quedará marcada en la memoria de quienes la vean y por supuesto, recomienden. Y esta cinta definitivamente es otra excusa más para recalcar que Charlize Theron puede hacer el papel que quiera en el género que quiera.

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