Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald | Crítica

La nueva saga de Animales Fantásticos de J.K. Rowling se extiende a lo largo y ancho de su franquicia creando a Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald en algo mucho mejor de lo que vimos en la cinta predecesora.

En esta secuela veremos increíbles efectos especiales, criaturas inimaginables y una historia tan completa (aunque muy fragmentada) que nos mantendrá con el Jesús en la boca en cada escena. La escritora J. K. Rowling junto con el director David Yates saben cómo trabajar juntos a la perfección, embonando cada una de las ideas en que el otro se las está imaginando.

Es 1920 en la moderna Nueva York, tiempos oscuros se presagian tras la aparición y amenazas de Grindelwald (Johnny Depp), que, aunque fue detenido, sigue imponiendo terror al mundo mágico. Grindelwald ha sido capturado y encerrado en una cárcel mágica del Ministerio de Mágica de los Estados Unidos de América, sin embargo, su traslado está próximo para cumplir su condena en Inglaterra. Con una increíble ejecución de escenas, truenos, relámpagos, Thestrals y magos volando por doquier, así nos elevan hasta la máxima emoción en el primer minuto de la película.

Johnny Depp es un increíble villano, pese a que no es sádico y alguien que siempre quiere estar haciendo maldades por todos lados, logra impregnarnos de odio y miedo con tan solo mirarlo. Y, aunque Johnny Depp pareciera estar enjaulado en sus papeles más memorables, ahora como Grindelwald logra una nueva meta en su carrera y un personaje completamente diferente, incluso diferente entre los magos, haciendo de Grindelwald un personaje firme en sus ideales, abierto de mente ante los cambios y sobre todo, fascinante.

FUN FACT: Mientras a todos los actores los metieron a clases de esgrima para aprender a blandir sus varitas, Johnny Depp decidió tomar clases de dirección musical, por lo que sus hechizos y movimiento son más armoniosos y fluidos que el de todos los demás magos.

Hay que mencionar, y sin hacerlos menos, que Jude Law (Albus Dumbledore) complementa increíblemente la trama de Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald, siendo este una piedra angular en la trama y quien desemboca el desarrollo de esta misma. Así como el Dumbledore que conocimos en la saga de Harry Potter, Dumbledore es un mago excepcional que es reconocido como tal por los aurores y los ministros de magia de todo el mundo. Por lo que es amado y odiado por todo el mundo mágico. Aquí tenemos a un joven pero maduro Albus, quien es maestro de Defensa Contra Las Artes Oscuras, pero también se encuentra viajando por todo el mundo haciendo amistades por doquier.

Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald nos trae de regreso a los héroes del mágico Nueva York que vimos en la cinta pasada, Newt Scamander (Eddie Redmayne), Tina (Katherine Waterston), Jacob (Dan Fogler) y Queenie (Alison Sudol), por lo que las peleas y el amor se hacen presente en esta película, pero en una manera medida y controlada, sin arruinar la atmósfera de peligro y magia.

En Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald, Newt Scamander vuelve hacer el protagonista de la cinta, aunque aquí veremos que todos y cada uno de los personajes tienen su momento de brillar ante las cámaras. En esta ocasión, Newt decide apoyar a Dumbledore en su camino a derrocar a Grindelwald, y aunque pareciera obvio por el protagonismo de Newt, es de admirarse que él sea el encargado de vencer a Grindelwald, ya que, a diferencia de Dumbledore o Harry Potter, él no proviene de una poderosa familia de magos. Igual que en la cinta pasada, Redmayne interpreta a la perfección la esencia de Newt, entre si ser tímido, guardarse un secreto, ayudar a un amigo o simplemente, hacer lo correcto.

Por otro lado tenemos a los actores de reparto, pero son tan inestables que no podemos generalizar entre ellos. Tenemos a Zoe Kravitz, quien interpreta a Leta Lestrange, ella ejecuta perfectamente su papel ante la cámara, dejándonos esa duda e intriga entre ¿a quién ama?, ¿a quién quiere ayudar?, ¿para quién trabaja? Toda una cruda y sombría bruja digna de portar el apellido Lestrange. En un polo completamente opuesto, tenemos a Ezra Miller, quien interpreta a utensilio máximo de la magia negra, Credence Barebone, y uno esperaría que por tan imponente título sería alguien con gran peso en la cinta, ¡y lo es! Solo que en esta secuela lo utilizaron como un objeto de transición entre las subtramas y para presentarnos a un par de personajes. Credence sigue siendo triste y prácticamente un inútil, pero por el momento bien intencionado y con gran interés de saber quien es y de dónde viene, sin embargo esta actuación se muestra por mucho deplorable. Junto con Credence conoceremos por fin el origen y forma física de la ya conocida Nagini (Claudia Kim), aunque por el momento su participación fue mínima, tendremos que esperar a ver qué nos depara el futuro de esta Maledictus.

Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald son una recuperación excepcional tras su predecesora dejándonos un increíble sabor de boca, un gran hype por todas las referencias y cameos que veremos en esta cinta, y por sobre todas las cosas, la emoción e inmersión que todo el elenco y el equipo de efectos especiales lograron. Todo acción tiene su reacción y esta cinta es el claro ejemplo de este efecto, dejándonos dudas que algunas ya sabemos como terminan, pero queremos… es más… DEBEMOS saber en nuestra cultura potterhead.

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