Rostros de una Mujer | Crítica

Es una película de cuatro narrativas que describen las vivencias de una mujer en distintas etapas de su vida de la niñez a adulta jóven atravesando sus 4, 13, 20 y 27 años de edad transitando su desarrollo en la era contemporánea. Dirigida por Arnaud des Pallières la propuesta va mostrando intermitentemente las secuencias, comenzando con Renné (Adèle Haenel) de maestra que mientras busca darle sentido a su vida con un embarazo, decisiones del pasado le implican una serie de eventos sorpresivos en su actualidad; Sandra (Adèle Exachorpoulos) en adolescente despreocupada, relajada y sin interés por cimentar un futuro prometedor, se involucra con la mafia de las apuestas en las carreras de caballos evadiendo a toda costa las consecuencias. Karine (Solène Rigot) cuando jovencita que es maltratada por todos hombres con los que ha interactuado. Kiki (Vega Cuzytek) es una linda niña que se ve involucrada en una aterradora situación tras jugar a las escondidas en un deshuesadero de coches viejos.

Desde una perspectiva analítica e introspectiva respecto a las travesías que el personaje recorre, considero primordialmente que el concepto de ‘libertad’ debe ser profundizado a tal grado de empatizar con las vivencias, proyectarse tanto como se permita en el prójimo para esclarecer esas dudas que se convierten en un hondo misterio del porqué a las personas “les pasa lo que les pasa”. Muchas veces estamos sucumbidos en estereotipos o cerramos nuestras mentes para no responsabilizarnos con algo que verdaderamente no queríamos saber pero existe y tenemos que hacer algo al respecto.

El personaje va superando desgracias que afectan directamente su construcción psicoemocional llevándola a relacionarse con gente que con sentido común podrías percibir lo mal que la va a pasar.

No pudiera darle categoría como cine de ‘género’ sólo porque aparecen mujeres protagonizando, o porque la colaboración del guión también lo es, en conjunto del director, Christelle Berthevas. Más, es interesante como el cine francés actual a través de ese diálogo audiovisual presente crueles realidades, porque hay muchas, diferentes e interconectadas, colectivas e individuales. Ásperas aunque no explícitas, desagradables y tristes. Tampoco es excesiva, mantiene un cálido tono pero quizá no estuve listo para ver esa película, no me causó mucha gracia ni emoción por las historias, sólo me preocuparon e hicieron que ignorará mucho en aspectos técnicos ya que sus actrices lucen despampanantes entre decoraciones habitacionales, coches, calles y jardines en formidables fotografías. Suele acercarse tanto que la nitidez de la imagen muestra la natural belleza de imperfección de sus rostros. Eso me fascinó tanto que no supe que estaba pasando del todo.

No sé que tan bien o tan mal pueda ser, más he de suponer que si hago un pequeño ejercicio de imaginación, en cuál, en vez de mostrar la imagen de mujeres con aflicciones en momentos desesperados teniendo un comportamiento definidamente femenino, pusieran en dichas situaciones actitudes que no perpetúen la victimización del ‘sexo débil’ y reflexionar que tan probable es que la historia trascienda igual porque personalmente estoy tediado con la representación de la violencia, abuso y denigración hacia las damiselas en apuros.

Y es así como doy por concluído este texto en donde les presento los valores porcentuales para recomendar la película son: 27% dirección, me tomaron algo de imprevisto las secuencias, más 13% los colores vibrantes, las escenas eróticas y algunas líneas impertinentes. Independientemente a mi total desagrado un 60% no demerita para nada el contenido del film y desde luego que al terminar de verla y reflexionar, cobrará sentido del porqué el cúmulo de prejuicios hacia el sexo que no tiene pene ha tenido que transformar su rol funcional para prevalecer la especie humana y continuar con los mecanismos sociales de confrontación política-sistemática para no quitar el dedo del renglón para encontrar consuelo en la glorificante libertad, la real, donde te respetan y no te maltratan por ser quien eres, o no eres, de dónde vienes o vas, creas o no, tengas o no tengas, sepas o no sepas…

Crítica realizada por Favián Cávdez

Compartir en: