Hasta el Hueso | Crítica

Netflix lleva una buena racha de producciones propias que dejan a un servidor y a muchos usuarios más, con un gran sabor de boca. Entonces cuando vemos las letras rojas hechas en WordArt por todo lo alto del anuncio, es casi un hecho que le daremos una oportunidad, pues se lo ha ganado. Hoy vi Hasta el Hueso y por poquito me echo unos tacos de tuétano.

TACOS DE TRIPA

Lilly Collins interpreta a Eli, una chica con un desorden alimenticio donde su obsesión consiste en contar calorías, no comer, hacer ejercicio para quemar esas pocas grasas que le quedan, y dejar pasar su vida intentando odiar a todos y no disfrutar nada de lo que sucede a su alrededor. Su caso llega a tan alto grado, que su familia la ingresa en un programa donde debe vivir en una casa rodeada de personas con problemas similares, encabezada por un doctor un poco diferente a los demás, y ¿quién creen que es nuestro doctor? Keanu Reeves, John Wick o Neo, como gusten llamarle, actor bien conocido por todo el mundo.

En sí Hasta el Hueso no tiene como tal una trama que va desenvolviendo algún problema con desenlace impactante, simplemente es una película que va retratando el viaje de Eli en esta casa, de cómo conoce y se deja conocer por los demás habitantes, cómo se va conociendo ella y de cómo se va dando cuenta que su obsesión es egoísta, pues no sólo es a ella a la que hace daño.

Por desgracia Hasta el Hueso tiene un mejor tráiler en Netflix de lo que realmente es el largometraje, pues las dispersas apariciones de Reeves hacen pensar que su contratación fue meramente como medida de mercadotecnia, pues siendo algunas muy atinadas no terminan de mostrarnos el verdadero fin de los métodos tan aplaudidos al inicio de la película. Simplemente no se entiende cómo él podrá ayudar a la protagonista con las medidas aplicadas en su estancia dentro de la casa. Resumiré la actuación de “John Wick”: es de relleno.

El resto del reparto hace un trabajo muy decente con algunas caras reconocibles, pero levantando la mano por sobre todos los demás, Alex Sharp dando vida a Luke -no el hijo de Anakin- quien verdaderamente se lleva las palmas de un servidor por la manera en representar a un ser de luz y positivismo, quien durante toda la proyección intenta llevar su mensaje a todos los habitantes de la casa con el fin de hacerlas sentir vivas, importantes y queridas. Luke es el personaje genuinamente agradable y de quién debemos aprender en esta travesía, no del resto. Bueno, quizá de Neo, a ese tipo sí apréndanle todo lo posible.

Hasta el Hueso se cuelga completa y absolutamente de su guión, pues la producción a pesar de no ser mala, carece de mucho presupuesto ya que no necesita efectos especiales ni de sonido ni nada por el estilo, por eso en lo técnico está bien a secas y no deberíamos ahondar en eso, pero sí centrarnos en los textos. Marti Noxon -guionista- reparte líneas muy buenas entre todos los actores, dejando buenas enseñanzas para el espectador, aunque por desgracia los hechos mostrados no retratan ni por asomo lo que viven las personas con estos desórdenes alimenticios, y no es que uno busque ver el sufrimiento constante ni escenarios dantescos o algo por el estilo, sino que en verdad el avance de Netflix invita a una película que dejará un gran impacto, pero al final simplemente es otra historia sobre una chava con malos pretextos para llevar ese tren de vida.

Un servidor nunca sufrió en carne propia este tipo de situaciones, pero sí he leído, visto y platicado con personas que pasaron por esto, y debo decir que Hasta el Hueso fue un intento fallido de hacer conciencia en la gente, y termina por ser una alternativa no tan viable de pasar el tiempo mientras llega Stranger Things 2, u otros estrenos de temporada.

VEREDICTO

Hasta el Hueso es para los que ya se acabaron todo el repertorio y en serio no se les antoja nada más. No es mala opción pero tampoco esperen ver un drama que los haga llorar, y aseguro que pronto pasará desapercibida, al grado de quizá abandonar los servidores de Netflix en poco tiempo, a menos que algún terco accionista insista en no quitarla nada más por sus calzones.

NOTA DEL EDITOR

Un desorden alimenticio no es en absoluto un tema de chiste, ni de burla, ni debe provocar “bullying” en nuestra sociedad. Es un caso muy serio que amenaza la vida de millones de personas en el mundo, pero más allá de eso, los desórdenes alimenticios acaban con el núcleo familiar, con las relaciones personales, la mente humana y la felicidad de cualquiera.

Los gordos no deben ser flacos, los flacos no deben ser gordos. La gente debe ser sana comiendo bien y haciendo ejercicio, nadie nació siendo nutriólogo ni entrenador personal. En este mundo de tanta información, es sencillo encontrar el equilibrio perfecto para su cuerpo, por favor no recurran a nada que lo dañe, pues no vale la pena. Lo que vale es su vida y deben cuidarla a toda costa.

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