This War of Mine: The Little Ones | Reseña

La primera vez que jugué un videojuego, inmediatamente me respondí cuál era la función de dicha actividad, y por supuesto era divertirme. El propósito de cualquier videojuego es el de entretener, hacer pasar un rato genial y casi no querer soltar el control a menos que sea sumamente necesario. Hoy vengo a contarles mi experiencia -más allá de la reseña-, de This War of Mine: The Little Ones.

THIS WAR OF MINE: THE LITTLE ONES

Sé que es difícil pensar en un juego con estos gráficos como uno que pudiera mover tantos sentimientos y provocar sensaciones extrañas en el corazón. ¿Suena cursi? Por supuesto, pero es lo que atravesé en el camino recorrido en las primeras 10 horas de juego en This War of Mine.

Me fue imposible desde un principio meterme la idea a la cabeza de que fuera un juego tan complejo, tan fijado en los detalles y que nos dé una responsabilidad tan grande desde el principio, prácticamente nos hace sentir como padres de familia, pero con una situación mucho más adversa: estamos en una guerra que ha azotado al país y todo se ha convertido en un caos. No hay trabajos, los servicios no están del todo restablecidos, no existe un orden, no hay policía, el control de los delitos es nulo y para rematar, los recursos se agotan, desde el agua y comida, hasta los servicios médicos. Vivimos en un país en decadencia.

This War of Mine: The Little Ones no inicia desde ceros -ojalá hubiera sido así-, pues a pesar de tener una gran ventaja que es tener un techo donde dormir, los personajes a controlar no gozan ni por asomo de una salud óptima. Desgraciadamente sufren de la falta de alimento, medicina y de materiales para hacer más fáciles los días. No hablo sólo de herramientas, sino de materias primas para poder darse una mejor calidad de vida, a pesar de no contar con tal. En mi experiencia, fue abrumador cómo tuve que remar contra la marea sin siquiera haber probado diez minutos de juego, esto por la insaciable hambre de los personajes, las heridas, enfermedades y la falta de todo, absolutamente todo.

Aquellos materiales necesarios para ir creando poco a poco lo necesario para sobrevivir, pueden ser recogidos sin más ni más, para nuestra mala fortuna el juego maneja un realismo considerable al no permitirnos cargar de más ni ser capaces de usar todo a nuestro gusto, pues así como algunos personajes son expertos en realizar ciertas actividades, otros no cuentan con la pericia o peor aún, la fuerza o la edad suficiente. Efectivamente, nos encontraremos con niños y ancianos, dos sectores de la población que no tienen la misma capacidad física que una persona de mediana edad, lo que hace mucho más complicada la supervivencia.

Pero el hombre no vive sólo de comer, de taparse del frío, de dormir o de medicarse correctamente, vive de decisiones, de esas misma que le permiten obtener todas esas ventajas para hacer su vida más llevadera. This War of Mine: The Little Ones me estrujó el corazón en más de una ocasión con decisiones que se ven simples, pero resultan en un desenlace peor del imaginado. Varias veces debí ver por la vida propia o la de mis acompañantes, y dejar sin alimento ni medicina a personas adultas e indefensas que lo único que deseaban era estar en paz en su casa. Yo no se los permití. Tiempo después regresé a la casa y ya habían muerto. Mi decisión de tomar las medicinas para salvar a mis amigos, terminó con las vidas de una pareja de ancianos que no le hacían daño a nadie, y que además me imploraron varias veces por clemencia mientras yo guardaba rápidamente medicamentos en mi mochila.

Regresar a casa no fue ni cercano a definirse como “triunfante”. Fue una de las peores experiencias que me han hecho sentir los videojuegos. Remordimiento que se transmitió del personaje hincado y sollozando hacia un servidor, que después de varios segundos de frotarme el rostro, pude seguir jugando con la idea de no desperdiciar lo que había robado. Sin embargo y como dicen, “lo que rápido llega, rápido se va”; así como yo saqueé esa casa, no tardaron en llegar a saquear también mi morada mientras me encontraba yo hurtando en otra.

This War of Mine: The Little Ones no maneja la mejor inteligencia artificial que haya visto en un juego, maneja sentimientos artificiales con mucho realismo y apegados a lo que uno podría creer que suceda en estas situaciones. Encontrarse con niños hambrientos, adultos tristes, jóvenes deprimidos, gente herida de muerte, enferma, cansada, sin ánimos de vivir, es lo más común en este título. Nuestro deber no sólo es tratar de sobrevivir, sino de llevar al máximo posible la calidad de vida de las personas para que no mueran, no se sientan mal o deseen abandonarnos.

DETALLES TÉCNICOS

Pude afortunadamente hacer espacio para revisar los aspectos técnicos del juego más allá de los sentimentales. Me encontré con ciertos errores de animaciones en los personajes cuando debían de realizar ciertas interacciones con otros, resultando en un desastre. En verdad es un desastre cuando un mono intenta hablar con otro que debería estar oyéndolo, cuando en realidad está acostándose. This War of Mine: The Little Ones también tiene detalles no pulidos en los controles, pues a veces es confuso lo que uno puede hacer, cómo puede hacerlo y en qué momento, tal como subir o bajar escaleras, esconderse, trepar, caer o simplemente no hacer nada. Detalles que al ser mejorados, darán una mejor experiencia.

El sonido en cambio es bastante bueno, porque mientras uno se encuentra sigilosamente caminando entre los recintos, los ruidos a viejo, a madera rompiéndose, viento, pasos y animales rastreros, hacen que nos sorprendamos de tiempo en tiempo. Por su parte los gráficos son decentes, nada del otro mundo pero suficientes para entender qué es cada objeto y su funcionamiento.

Aquí mismo es donde puedo explayarme un poco con los menús y los indicadores dentro del juego, pues This War of Mine: The Little Ones es sin duda complicado de comprender en un principio pues requiere forzosamente exploración continua para entender el entorno y cómo manejar las opciones en el menú. Es casi un hecho de que su primera vuelta no duren mucho o todo lo hagan mal. Se necesita de una segunda pasada para despejar dudas en las funciones permitidas.

VEREDICTO

A pesar de tener modos donde podemos iniciar bajo nuestras condiciones la aventura que es This War of Mine: The Little Ones, resulta muy complicado continuar jugando si es que uno decide meterse realmente a la historia y llevar bien a cuestas la responsabilidad de ser el sustento en la guarida.

El título puede ser adictivo si uno trata de superar el sufrimiento de sus personajes. Para nada es malo, entiendan esto, no es malo sino al contrario es sumamente bueno, la estrategia, la planificación, administración y la buena toma de decisiones involucradas, hacen de esta creación de 11 Bit Studios, una joya que nos pondrá el mundo de cabeza, romperá en trizas nuestra esperanza y probablemente nos provoque soltar el control y respirar hondo, muy hondo. Incluso deshacer el nudo en la garganta.

Mi experiencia en This War of Mine: The Little Ones fue esta. Mis sentimientos se pusieron a prueba y mi único premio de consolación fueron los trofeos -todos ocultos- que fueron apareciendo en acciones realizadas cuando ni siquiera sabía de sus consecuencias. No disfruté jugar. No disfruté decidir ni disfruté continuar. Me metí tanto en el juego que terminé por encariñarme con los personajes y ver cómo se retiraban, haciendo imposible su partida. El mejor juego más desgarrador y deprimente de los últimos meses.

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