One Upon Light | Reseña

Me encantan los juegos independientes, de verdad que sí, en cada uno se nota que los desarrolladores tuvieron una idea con la que el resto del equipo se compenetró y decidieron llevarla a cabo con toda su energía terminando con un producto muy peculiar y específico. One Upon Light es uno de esos juegos que notas el compromiso hacia una idea. Esta es mi reseña respecto a esa idea.

ONE UPON LIGHT

Singapore University of Technology and Design creó One Upon Light, una aventura de rompecabezas monocromática para Playstation 4 donde la luz no es lo que debes de seguir, al contrario, son las sombras en donde te debes mantener durante todo el camino.

One Upon Light es un arma de dos filos, empezando porque los gráficos no son lo suficientemente pulidos, nos da la impresión de que no tiene mucho para ofrecer; en verdad así lo sentí de inicio pues además la idea se vende como algo sumamente simple, mantenerse en las sombras. Eso es por una parte, por la otra está el hecho de que es independiente -ya sé, ya lo había mencionado-, y por la poca o mucha experiencia puedo asegurar que cualquiera de este tipo tiene la posibilidad de impresionar. No olvidemos que esta corriente es donde encontramos las cosas más creativas y poco comunes. Así que una vez establecidas ese par de ideas en mi cabeza, me puse a jugar.

One Upon Light es tan largo como lo queramos, o más bien como podamos, pues los más de veinte niveles pueden ser tan demandantes como lo permitamos, sin embargo siendo muy sinceros no son nada difíciles, es cuestión de entender los tiempos y hacer caso al entorno, mismo que se puede complicar de entender gracias a que el juego está matizado en diferentes tonalidades de grises, provocando que nos confundamos con algunos rieles, paredes, puertas y hasta interruptores. No es requerido ser tan observador, sólo atento al escenario y tener siempre presente el hecho de que los elementos de ayuda se van apilando, es decir, una vez que aparecen cajas, probablemente aparecerán más cajas para el siguiente nivel.

Un rasgo a destacar es el hecho de que nuestro protagonista, un científico, es sumamente adinerado o increíblemente auspiciado pues siendo tantos niveles de laboratorio para él solo, es imposible negar que nada en billetes. Cierro mi paréntesis.

Desgraciadamente para ser un juego independiente me sorprendió ver gráficos no tan pulidos como ya lo había mencionado. A pesar de que la mayoría de ocasiones estos juegos no siempre son realistas, sí tratan de dar un toque de elegancia en sus formas, lo cual los hace muy agradables a la vista. One Upon Light no tiene eso, lo cual no lo hace malo en este departamento, pero sí le quita el factor de belleza el cual siempre es bienvenido. Repito, no acapara miradas pues bien podrías voltear a otro lado. Esto es punto y aparte de los colores, pues recuerdo un Limbo que era sumamente hermoso manejando únicamente blanco negro. Me duele decir esto pero pareciera que dijeron “lo importante es lo de adentro” y cuando se trata de un juego con gráficos no realistas, debe prevalecer la estética y pulcritud.

Puedo mencionarles decenas de juegos hermosos con gráficos bien trabajados; One Upon Light ni siquiera es candidato a la lista.

Sin embargo su jugabilidad es una gran ayuda pues los rompecabezas se tornan peliagudos una vez que nos adentramos en entender los tiempos y espacios para maniobrar. Dos hechos relevantes son que ningún objeto está colocado al azar, todo lo que se encuentren les va a ayudar en su travesía, y el otro es que morir no es tan malo pues los checkpoints archi recontra constantes, así que al fallecer no los harán regresar hasta el inicio del nivel.

VEREDICTO

One Upon Light es un juego muy corto, pero si no le echan ganas será eterno y desesperante. Es sólo cuestión de poner atención en las sombras que se nos van presentando, las paredes y ser decidido: si dudan en avanzar o no, podrán morir fácilmente.

Estamos hablando de una aventura de rompecabezas únicamente, no una historia de esas que nos ponen la piel chinita ni tampoco de un juego épico. Es bueno a secas pero sí puede tornarse monótono en ocasiones, se puede acabar en una sentada pero no lo recomiendo pues podría cansarlos. Tómenlo con calma y poco a poco, pues tarde o temprano lo van a finalizar.

Sí me gustó, pero no es un juego que me provoque seguir y seguir hasta verle el fondo a la botella, mejor me lo chiquiteo (sic) para ir disfrutándolo sin hacerme el camino tan pesado.

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