Brad Falchuk y Ryan Murphy lo vuelven hacer en esta segunda temporada de una de las series más espeluznantes de la televisión.

Finaliza el tétrico recorrido en Asylum, que luego de un estreno abrumador por saber mantener la tensión y aventurarse a cambiar personajes usando los mismos actores, se mantiene constante hasta su desenlace, el cual, personalmente, encuentro mejor que el de la serie original.

Ambientada a fines de la década de los sesenta, ahora el escenario se presenta como una institución mental donde los enfermos en su interior, no se comparar en lo absoluto con la peligrosidad de los doctores y directivos. Experimentos mortales, una doble moral, demonios, posesiones e incluso aliens se pasean por los cuartos y pasillos de Asylum, un lugar donde nadie le gustaría estar.

Como mencioné en el estreno del primer episodio, regresan algunos de los viejos artistas de la pasada temporada; mismos rostros con diferentes personalidades, un cambio radical que en lugar de confundir al espectador entregan una frescura palpable y creíble gracias a las tétricas actuaciones del reparto conformado por Evan Peters (Kit Walker, un muchacho que dice haber sido abducido por aliens), Jessica Lange (la hermana Jude Martin, una mujer rigurosa que pareciera es implacable con todos), Lily Rabe (hermana Mary Eunice, quien en toda la temporada es realmente perturbante), Zachary Quinto (Dr. Oliver Thresdon, alguien mucho más peligroso de lo que parece), Sara Paulson (Lana Winters, reportera lista para todo, menos para esto), James Cromwell (Dr. Arthur Arden, un hombre de cuidado), Jospeh Fiennes (Monsignor Timothy Howard, alguien que nunca muestra su verdadera cara hasta lo inevitable), Dylan McDermott (Ben Harmon, un perturbado personaje) y Adam Levine (Leo Morrison, la primera muerte), entre todos marcan una historia de horror y suspenso empañada en sangre hasta sus últimas consecuencias, un ritmo bastante rápido y un desenlace que no olvida ningún detalle, preocupándose por mantener una veracidad y justicia a los personajes.

La serie se mantiene sobre la misma línea de calidad y aun mostrando tantas cosas variadas (aliens, demonios, locos) siempre se mira coherente, nunca dejando algún detalle a la deriva y a diferencia un poco de la primera temporada, cada capítulo guarda un enlace con el siguiente, colocando nuevos personajes que sirven en todo momento para guiar la trama por una línea de entendimiento o explicación al público, en general, un montón de elementos bizarros, dementes, llenos de locura, de suspenso y misterio que no están expuestos solamente para asustar, también por tener una razón.

Al final Asylum es otra temporada que acierta en lo que desea presentar, para el público acostumbrado será de buen ver cada episodio, y para los seguidores del suspenso y el horror esta serie quedará como una de las favoritas. Ahora resta esperar a la tercera temporada anunciada para este otoño y ver que de tratará y si el elenco se volverá a presentar para mostrar otros personajes, en lo personal estoy bastante intrigado.