La más reciente miniserie nos lleva de vuelta al año de 1867 ¿Qué podemos esperar de esto?

Pese a lo que muchos aficionados a este videojuego de horror y culto piense, las miniseries publicadas por IDW adaptan correctamente los aspectos generales de esta saga de horror, claro que siempre tomando cierta libertad, que en esta ocasión nos traslada a un western que de entrada crea una sensación de insatisfacción y duda, pero luego de un momento las ideas fluyen y pueden convencer a cualquiera.

Esta historia por Tom Waltz centra la atención en una pareja con un desconocido (por el momento) pasado tormentoso y seguramente violento, que viaja a Silent Hill para iniciar una nueva vida ¿Uhm en serio? Bueno es el siglo XIX y no saben a lo que se enfrentan.

Aunque en el corto desarrollo de este comienzo, aparecen algunos personajes perturbadores que sueltan un poco de veneno para endulzar el ambiente que seguramente pronto comenzara a transformarse en una pesadilla.

Que ilustrada por Menton3, estoy seguro de que se convertirá en una delicia visual. Porque al fin se logró emparejar el sentimiento del texto con las imágenes, que son en todo momento fenomenales.

Y dejando a un lado los efectitos de blur y otras cosas digitales que opacaban los comics anteriores, este se encuentra inmerso en un detalle tradicional que incluyendo algunas páginas por Riley Rossmo (que marcan la diferencia en estilo) pueden hacer de esta la mejor miniserie de todas.

En definitiva, tenemos de entrada una historia bien planteada en su inicio y que presenta personajes que además de interesantes son bastante tétricos, construidos con la gracia de hacernos dudar de sus intenciones. Y para colmo ilustraciones grandiosas que realzan el espíritu macabro de Silent Hill.

Me parece la mejor oportunidad para atreverse a tomar uno de estos comics (si no es que ya han leído los anteriores) y disfrutar de un buen material de horror, que sinceramente escasea dolorosamente en la mayoría de los casos.