The fast and the furious

¡Ocho años de autos enchulados de llantas a techo, lindas chicas en bikini, efectos sonoros bastante ruidosos y cientos de nitros usados!

La verdad podría pasar todo el día hablando de las bondades que esta serie de películas (ahora una saga) a brindado a la cultura popular donde hasta los mismos videojuegos fueron afectados por luces de neón, rines de 20”, carrocerías que no tocan el suelo por cinco centímetros, calcomanías y marcas de fabricantes como Sparco, Konig, Microtech, HKS, Greddy, Blitz, Yokohama, y otras, vidrios entintados de colores oscuros o llamativos, volantes y demás accesorios que solo un auto de carreras podría tener, cinturones de seguridad que se asemejan más a los vistos en un avión de combate, estructuras que refuerzan y aligeran, fibras de carbono, puertas que se abren como alas de gaviota, sistemas de sonido que retumban hasta el mismo infierno, llamas azul verdosas que son escupidas por los escapes modificados, impactantes choques donde los monstruos de velocidad son arrojados por los aires mientras sus piezas salen por los aires, y como no, el muy, muy famoso e impresionante nitro con el que los bólidos son convertidos literalmente en balas conducidas por pilotos que desafían las leyes de la física en una interminable carrera donde no importa si ganas por una milla o un centímetro.

El año en que “empezó” esto fue el 2001, la cinta se tituló “The fast and the furious” (dirigida por Rob Cohen) y de alguna forma revivió o, reinventó el género donde películas como “Gone in 60 seconds” (1983 H.B. “Toby” Halicki films) o “Vanishing Point” (1971 Richard C. Sarafian, Guillermo Cain) habían mostrado que también existía un cine para los grandes amantes de los automóviles, un cine que reflejaba esa pasión por la velocidad, por las emociones inmediatas, por las persecuciones, por esa lucha de ser siempre el primero o el mejor. Por la incesante manía de ver esas “criaturas sobre ruedas” logrando junto con sus pilotos las hazañas más peligrosas y los choques más espectaculares.

Por lo mismo, este genero de carreras es uno de los más simples y directos, es donde normalmente uno obtiene lo que busca, donde no nos presumen historias que revolucionarán la forma de ver el séptimo arte, donde no intentan convencernos de que tan gigante se ve un efecto visual o que tan realista se ve una escena totalmente construida por computadora. No, es simplemente carnicería donde el corazón de la película radica en los motores y la resistencia de las máquinas. Es un genero tan simple, que inmediatamente te das cuenta cuando algo esta mal. Porque allí solo hay dos caminos: películas pésimas, y películas buenas. Y una prueba de eso es “2 Fast 2 Furious” una malograda secuela proyectada en las salas en el año 2003, en la que parece, simplemente se concentraron en querer seguir con la franquicia, y es que ya dejando afuera la historia (que claramente no era nada del otro mundo), ni siquiera las escenas de acción fueron buenas.

Así que el tiempo pasó, y de pronto Universal Pictures sacó la tercera parte de esta saga, la que seguramente todos conocemos (seas amante de los autos o no), una que levantó de nuevo el nombre de Rápido y Furioso: Tokyo Drift. Dirigida por Justin Lin y protagonizada por Lucas Black y Nathalie Kelley, nos mostró no solo una nueva ciudad con sus congestionadas calles luminosas y sus caminos estrechos montañosos (que de buena forma le dieron un gran lavado de cara a la serie, una decisión favorable pues de alguna forma el mercado ya se encontraba saturado de esas imágenes de carreras empezando por los ya mencionados videojuegos, como por ejemplo los populares Need For Speed Underground aparecidos en todas las consolas disponibles como siempre.), sino que también nos hicieron ver a través de lo que se contaba en la película, una nueva forma de correr autos: el Drifting, un estilo que nació en Japón a finales de los 80´s y que se descubrió de alguna forma gracias al tipo de automóviles que contaban con las características suficientes para lograr un derrape “una tracción trasera y mucha potencia”

El uso de personajes distintos a las otras cintas pareció arriesgado al principio, pero por fortuna (o por otras razones desconocidas) fue lo que la gente estaba esperando y todos contentos salimos de la sala de cine. Habíamos sido testigos de que The Fast and the Furious no había muerto, y que seguramente habrían más sorpresas a futuro; claro y más después de ver el polémico final donde en pocos segundos aparecía el actor Vin Diesel representando su papel de Dominic Toretto quien en la primera parte se diera a la fuga gracias a la ayuda de su amigo Brian O’Conner interpretado por Paul Walker.

Y después regresaron todos…

Este 2009, la cuarta película “Fast and Furious” se estrenó en las salas de cine ¿Valió verdaderamente la pena? Yo me lo preguntaba indeciso.

Con el reparto original, y narrando sucesos anteriores a la tercera película “Tokyo Drift” esta cuarta entrega muestra nuevamente lo que todos los fanáticos de la saga o de los autos esperaban, esto es, persecuciones a altas velocidades y mucha acción con una historia simple y predecible. Diciendo esto seguramente algunos dirán “Wow, que emoción” pero la verdad lo es, lo es en el sentido de que una vez más nos han mostrado una evolución a las anteriores películas (sobre todo a la tercera) quedaron lejos los autos súper enchulados estéticamente y las exhaustivas escenas donde chicas aparecen con pequeñas faldas que apenas les cubren el trasero, y ahora yendo quizá más lejos, se han aventurado a mostrar la muerte de uno de los personajes dando la impresión de que los escritores y productores debían enseñar algo para que el espectador realmente se interesara. Las escenas de acción son muy buenas y distintas a las mostradas anteriormente, incluso hay un punto en donde uno piensa “hey, eso lo sacaron de un juego”. No solo “Fast and Furious” es disfrutable, tiene el mérito de decir “Ok ¿Es muy sencillo hacer películas de autos no? Bueno ¿Quién más las hace con este éxito?” Y más aún pensando que en estos momentos se encuentra en producción la quinta parte que se rumora se desarrollará en Europa ¿Veremos algo parecido al videojuego de xbox 360 y ps3 “The Wheelman”?

La saga de Rápido y Furioso claramente tiene sus fans alrededor del mundo, no son películas que te asombren por su intrincada y compleja narrativa y desarrollo de personajes, tampoco por su temática seria, pero lo que sí es seguro, es que son películas que a la mayoría del la gente le entretienen y le hacen pasar un buen rato en compañía de sus familias y amigos. Así que al final ¿Qué tiene eso de malo?

Claro, sin olvidarnos de las palomitas y el asombroso sonido DTS…

Compartir en: